¡®Madrug¨¢¡¯ azulgrana en Sevilla

Jules Kound¨¦, el franc¨¦s con andaluz despistado, le peg¨® con el coraz¨®n. El Bar?a gan¨® una final memorable, de esas que se recuerdan con los a?os. El Madrid compiti¨® como exige su historia y volte¨® el partido una vez. Pero ha topado con un Bar?a que se ha quitado de un plumazo todos los complejos que arrastraba de la ¨²ltima d¨¦cada, que lo ¡®revolte¨®¡¯ y que no especul¨® en la pr¨®rroga. Fue hacia arriba, que as¨ª es como lo ha concebido Flick, y encontr¨® premio.

Una noche maravillosa de f¨²tbol, que empez¨® en s¨¢bado y termin¨® en domingo. La Copa 32 del Bar?a, rey indiscutible del torneo, que abre, ahora s¨ª leg¨ªtimamente, la puerta al sue?o del Triplete. A¨²n lejos, pero posible por a fuerza de un vestuario que se siente delante de una oportunidad hist¨®rica, y que vuelve a hacer sentir orgullosa a su afici¨®n.

La final fue apote¨®sica, con el ¡®momentum¡¯ de la revisi¨®n del VAR para reventar los ¨ªndices de audiencia. Sobre la hora, penalti s¨ª, penalti no, como minutos antes el de Ferr¨¢n. Una delgada l¨ªnea roja que De Burgos pas¨®, pero de la que luego retrocedi¨® despu¨¦s del pitido de Gonz¨¢lez Fuertes. El partido se fue a la pr¨®rroga podr¨ªa decirse que de manera justa. El Bar?a empez¨® mejor puesto, con mucha m¨¢s decisi¨®n que el Madrid, que se dedic¨® a verlas venir hasta que lleg¨® el golazo de Pedri. Al Bar?a le pas¨® su momento; y el Madrid creci¨® en la segunda parte con Mbapp¨¦. Encontr¨® grietas y un fil¨®n en el bal¨®n parado.

El franc¨¦s empat¨® en una acci¨®n en la que Szczesny temi¨® ser superado por encima de la barrera por Modric o G¨¹ler, y vendi¨® barato su palo. El 1-2 del Madrid lleg¨® en pleno aluvi¨®n, con el Bar?a cansado. Una manada encabezada por Tchouameni volc¨® la final. Parec¨ªa que sin remedio. El guion lo cambi¨®, como casi siempre en las grandes noches, Lamine, que imagin¨® un pase imposible que R¨¹diger y Courtois no midieron bien. El 2-2 dijo algo del alma del Bar?a esta temporada, resistente ante las adversidades cuando, esta vez s¨ª, parec¨ªa liquidado. Donde no le lleg¨® el f¨²tbol, le alcanz¨® con el coraz¨®n de Gavi, Ferm¨ªn, Ferran y Ara¨²jo. Y por encima de todos, de Kound¨¦, que pasada la medianoche le abri¨® las puertas del cielo al Bar?a.

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