Los ultras son el bochorno del Atleti
El final del Atl¨¦tico-Villarreal fue horroroso. La celebraci¨®n de Gerard, una de tantas ?o?er¨ªas al uso consistente en tocarse las orejas y mirar a la c¨¢mara m¨¢s pr¨®xima, es cl¨¢sica en ¨¦l y va dirigida a sus hijas. Pero ocurri¨® que la c¨¢mara que le pill¨® m¨¢s pr¨®xima estaba en el fondo de la ¡®Grada de Animaci¨®n¡¯, piadoso eufemismo con que ahora conocemos a los sectores ultras y aquello se malinterpret¨®. El primero que lo malinterpret¨® fue Oblak, cuya recriminaci¨®n provoc¨® las consiguientes explicaciones de Gerard que no evitaron un remolino del que no s¨¦ c¨®mo escap¨® Gim¨¦nez sin tarjeta. Ese final dej¨® un rescoldo de irritaci¨®n en la grada.
Lo m¨¢s selecto de la misma no se march¨® al final del partido sino que se qued¨® en el campo mientras los suplentes hac¨ªan unos ejercicios a las ¨®rdenes del ¡®profe¡¯ Ortega para compensar su poca o nula actividad en el partido. Y recibieron insultos. El mal humor se desat¨® sobre Griezmann, contra el que a¨²n hay cuentas pendientes que sus devaneos capilares no contribuyen a calmar, y Mario Hermoso, en el pasado compa?ero de Gerard en el Espanyol, y en un pasado m¨¢s lejano, canterano del Madrid. ?ste lleg¨® a encararse con ellos y hasta a saltar la grada en un segundo arrebato cuando tras el primero parec¨ªa haberse calmado. Horrible broche al partido.
Desde luego, la actitud de Hermoso es reprochable y sancionable, pero m¨¢s all¨¢ de eso conviene recordar que el Atl¨¦tico, brillante en todo lo dem¨¢s, viene suspendiendo desde hace tiempo la asignatura de los ultras, a los que no s¨®lo tolera, sino que atiende, escucha y cuida. Son la gran reserva moral del cholismo y me temo que, igual que Florentino toler¨® a los ultras mientras estuvo Mourinho, del que eran devotos, y s¨®lo cuando se hubo ido este los expuls¨®, el Atl¨¦tico no va a encarar esto mientras siga en el banquillo Simeone. A costa, ya se ve, de vivir permanentemente al borde de alg¨²n estallido como el que puso triste ep¨ªlogo al partido del domingo.