El Madrid, un tiempo de academia y otro de ventolera
La mejor lectura para Ancelotti es la gran cantidad de variantes que tiene su plantilla. Benzema sigue a lo suyo.

El Madrid jug¨® varios partidos en Cornell¨¤ y sali¨® vencedor frente al Espanyol, que se hundi¨® en la primera parte, aprovech¨® la ca¨ªda de tensi¨®n del rival, se creci¨® hasta permitir un duelo de viento racheado y se retir¨® con tanta derrota como fatiga. Le faltaron cinco minutos para conseguir lo que parec¨ªa impensable en la primera media hora del encuentro, un primoroso ejercicio del Real Madrid, donde todos los jugadores se disputaban el honor de ser el mejor del equipo. El gol de Joselu, uno de esos delanteros a la antigua que nunca pasan de moda, cambi¨® tanto el panorama que el Madrid se alej¨® cada vez m¨¢s de su acad¨¦mica exhibici¨®n. Le ocurri¨® lo imprevisto: pas¨® un mal rato.
En un partido que tambi¨¦n ofreci¨® se?ales para posteriores correcciones, la mejor lectura para Ancelotti es la cantidad de variantes que le permite su plantilla. Puede elegir el modelo sereno, astuto, cl¨ªnico que prefieren Kroos, Modric y Benzema o lanzarse por el tobog¨¢n con Valverde, Camavinga y Tchouameni. En los todos los casos empalma Vinicius. Se encuentra en un punto donde todo le sienta como un guante.
Si el Madrid es met¨®dico, Vinicius se las ingenia para participar en la trama y sentirse c¨®modo. Lo dijo en su estupendo gol, una diagonal entre los defensas del Espanyol que le sirvi¨® para aprovechar el delicado pase de Tchouameni. En definitiva, no necesit¨® del bal¨®n en el pie, la carrera y los regates. Fue un gol de delantero listo, astuto en el desmarque, el gol m¨¢s cartesiano del mundo interpretado por el jugador que m¨¢s disfruta del barroquismo. Cada vez resulta m¨¢s evidente que Vinicius es un jugador de ampl¨ªsimo espectro.
La impecable media hora del Real Madrid inform¨® del espl¨¦ndido estado de la plantilla. Jug¨® con criterio, creatividad, vigor colectivo y una autoridad aplastante. Todos los jugadores ofrecieron una gran versi¨®n, tan visible como el afanoso esfuerzo del Espanyol por salvar los muebles. Aguant¨® colgado de los pulgares, pero la ¨²nica posibilidad de sobrevivir al meneo era apretar los dientes y confiar en un error del Madrid.
Los ¨²ltimos cinco minutos del primer tiempo abrieron otro partido. El Madrid baj¨® el pist¨®n, toler¨® un cabezazo de Cabrera y el gol de Joselu, delantero de percusi¨®n que disfruta en el cuerpo a cuerpo. Super¨® a Militao y marc¨® despu¨¦s de dos violentos remates. El Espanyol, que estaba para leche y sopitas, regres¨® del vestuario cargado de ¨¢nimo y energ¨ªa. Nadie en sus filas lo demostr¨® mejor que el joven Rub¨¦n S¨¢nchez, un carrilero que desprende un reguero de prote¨ªnas en cada una de sus incursiones.
El exquisito Madrid del primer tiempo cedi¨® el paso a una versi¨®n menos organizada y m¨¢s explosiva. Plante¨® un encuentro de ida y vuelta, sin control en el medio campo, m¨¢s adecuado para los atletas que para cal¨ªgrafos como Modric o Kroos. Un partido para Tchouameni, Camavinga y Valverde, por ejemplo. Un partido sin control. El Espanyol acept¨® el desaf¨ªo y le dio tanta guerra al Real Madrid que fue necesaria una impresionante intervenci¨®n de Courtois para evitar el segundo gol.
Veremos esa vertiente del Madrid numerosas veces. Cuando corre, no hay manera de pararle, a cambio de permitir concesiones defensivas que le pueden salir muy caras, no en Cornell¨¤, donde la exuberancia f¨ªsica del equipo de Ancelotti termin¨® por desactivar el monumental esfuerzo del Espanyol, al que le sobraron cinco minutos de partido. Sus jugadores estaban destrozados. Benzema, no. Se reserv¨® los ¨²ltimos minutos para garantizar la victoria del Madrid, especialmente con su exquisita aparici¨®n en el segundo palo, donde se acompa?¨® del delicado toque con el interior que llev¨® a la red el pase que hab¨ªa recibido de Rodrygo. Benzema sigue a la suyo, mientras el Madrid elige plan: academia o arrebato. Todo le sirve.