Corazones azules
El mundo del f¨²tbol se ha alegrado de su ascenso porque supone la vuelta de un cl¨¢sico.

Apenas tengo recuerdos del descenso del Oviedo hace veinticuatro largos a?os. Alguna imagen borrosa guardo de aquella temporada, del 5-0 que le endosaron al Athletic Club en su estadio, por ejemplo, porque las goleadas siempre duelen. Pero poco m¨¢s. No me doli¨® su descenso, como no me afectaron los de aquellos clubes que acompa?aron al equipo asturiano al pozo aquel a?o. Durante gran parte de mi vida, el Oviedo me fue un club indiferente, apenas uno de los dos actores del derbi asturiano.
Con el tiempo eso fue cambiando. Empec¨¦ a cogerle cari?o a la vez que hice amistad con personas que quiero mucho y que son sus hinchas. Gracias a ellas, comprend¨ª que esa camiseta azul oscura, a veces casi negra, como de duelo, es un manto importante para mucha gente buena. Entend¨ª el sufrimiento que vivieron gracias a mi compadre Sergio Cortina, autor del libro Salir de la calle oscura, una declaraci¨®n de amor carbay¨®n, una lectura obligatoria. ?l regal¨® la camiseta del Oviedo a mi hijo mayor cuando apenas ten¨ªa tres a?os, zamarra que despu¨¦s hered¨® el peque?o. Innumerables veces han ido vestidos a la ikastola con una camiseta que para ellos significaba el cari?o de su padre por un grand¨ªsimo amigo, uno de esos tesoros que te regala la vida.
Con Pedro Zuazua y Sid Lowe descubr¨ª que, adem¨¢s, el amor de los hinchas del Oviedo, no tiene fronteras. El otro d¨ªa, cuando ascendieron, me alegr¨¦ much¨ªsimo por ellos y por tanta gente que ha estado con el equipo y el club en este infausto cuarto de siglo. Quiz¨¢ es una percepci¨®n err¨®nea, pero creo que, en general, el mundo del f¨²tbol se ha alegrado de su ascenso porque supone la vuelta de un cl¨¢sico, un equipo de los de verdad. La historia circular de Cazorla supone la guinda a esta teor¨ªa.
El partido definitivo del playoff lo vi fuera de mi casa, pues estaba de viaje ese fin de semana. Cuando regres¨¦ al hogar, los ni?os fue de lo primero que me comentaron, casi nada m¨¢s abrir la puerta. Como quien da una buena nueva, exclamaron: ¡°?Subi¨® el Oviedo, Aita!¡±. Lo hicieron con una sonrisa. Sab¨ªan que yo estar¨ªa feliz por alguien que quiero.
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