Ancelotti se cae con todo el equipo


No miren el resultado y qu¨¦dense con las sensaciones. El Madrid escap¨® de la eliminaci¨®n en un partido que deslegitima sus aspiraciones. Jugando as¨ª, no llegar¨¢ lejos. Y esto viene de tiempo atr¨¢s. Se ha olvidado del juego y ha ca¨ªdo en vicios del pasado. Que el Leipzig pareciera mucho m¨¢s de lo que era en ambos compromisos cae en el debe del Madrid. Los alemanes merecieron pasar, pero la t¨¢ctica del c¨®mo sea a la que se agarra el equipo blanco como nadie en Europa le permiti¨® salir airoso una vez m¨¢s. Se acusar¨¢ a Ancelotti de exceso de intervencionismo por el once que dispuso, repleto de centrocampistas y con Bellingham como falso delantero, pero si lo hizo fue por la deriva en la que se ha metido su equipo. En los ¨²ltimos partidos no ha gestionado bien las situaciones defensivas y su control se ha deteriorado a niveles m¨¢ximos. De ah¨ª que, viendo lo que ocurri¨® con las apariciones entre l¨ªneas de Olmo y Simons en la ida, apostara por blindarse con Tchouameni y Camavinga como interiores. El problema es que no le sirvi¨® de nada, porque tampoco se cohesion¨® mejor y encima acab¨® pagando no tener la profundidad y la capacidad de estirarse que ofrece un jugador como Rodrygo. El Leipzig se hizo due?o y se?or de la escena, con un Simons espectacular, posesiones largas y con el pu?al en la boca en las transiciones. Cada vez que el Madrid dio un paso adelante, los de Rose castigaron su alargamiento en la presi¨®n y atacaron las espaldas de los medios. Adem¨¢s, el 1-4-4-2 del Leipzig en bloque medio, orientando a la perfecci¨®n los acosos, cerr¨® la puerta ofensiva de un Madrid sin ideas.
A Ancelotti no le qued¨® m¨¢s remedio que corregirse en el descanso. Quit¨® a Camavinga, al que le faltan muchos partidos para ser el jugador grande que algunos ya aseguran que es, y sac¨® Rodrygo. El sistema pas¨® a ser 1-4-2-3-1 (1-4-4-2 sin bal¨®n) con Rodrygo como referencia y Bellingham por detr¨¢s. Ancelotti nunca sac¨® a Valverde de la derecha por el miedo a las incorporaciones de Raum. La mejor¨ªa blanca fue leve, pero al menos pudo proyectarse con m¨¢s verticalidad en ataque. Sin que cambiara del todo el decorado, con el Leipzig perdonando lo que ten¨ªa a su favor m¨¢s por una mala toma de decisiones que por un err¨¢tico punch final, el Madrid explot¨® su talento ¨²nico para marcar la diferencia con Bellingham y Vinicius y poder respirar mejor as¨ª ante la embestida infinita de los de Rose. Ancelotti, al menos, s¨ª acert¨® con la entrada de Modric para guardar el bal¨®n y con la de Joselu para la custodia a¨¦rea. Suficiente para confirmar su presencia en cuartos, pero no para acreditar su favoritismo en la competici¨®n. No es este un momento valle de la temporada. El Madrid se ha ca¨ªdo y tiene que levantarse. Su posici¨®n de partida es inmejorable, con un colch¨®n importante en la Liga y en cuartos de la Champions, pero no le conviene jugar m¨¢s con fuego.
Todo el bloque en campo propio

Que los once jugadores del Madrid estuvieran en su parte del terreno de juego no fue algo inusual. Se acul¨® en exceso con un bloque bajo y poco activo en el robo. En el gol de Leipzig qued¨® demostrada su mala defensa.
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