A Segunda, o¨¦


A a?os luz del esperpento de las ¨²ltimas horas en la Copa del Rey, cuya final deber¨ªa ser siempre la fiesta del f¨²tbol espa?ol pero que han convertido en un cap¨ªtulo m¨¢s de Relatos Salvajes, calientan motores el Espanyol y gargantas 600 de sus aficionados (m¨¢s los miles que lo seguir¨¢n en la distancia) para afrontar el primer punto de partido para la permanencia que la soberbia segunda vuelta de su equipo les ha permitido acariciar con tanta solvencia.
En Vila-Real, un encuentro que el pasado 3 de marzo ten¨ªa como objetivo perico huir de las llamas, o en su defecto sumergirse de nuevo en ellas, ha pasado a convertirse en el tr¨¢nsito a la definitiva tranquilidad. La fumata blanca. O blanquiazul. La semana en que el club celebraba Sant Jordi con el lema ¡°125 a?os plantando cara al drag¨®n¡±; siempre luchando ante la adversidad. Y justo cuando otros se sumergen sin esperarlo en las arenas movedizas del descenso.
Desde un p¨²lpito muy alejado de los altares papales o del palco de La Cartuja este s¨¢bado, si acaso no son pr¨¢cticamente lo mismo, un buen amigo, creativo y ante todo artista (bueno, para este caso, ante todo perico) nos hac¨ªa pensar esta semana: ¡°Oye, ?te suena que en el estadio del Espanyol se haya cantado alguna vez el ¡®A Segunda, o¨¦¡®? Porque yo creo que no¡±.
Se entiende la pregunta como c¨¢ntico al rival, claro, porque al conjunto perico le toc¨® escucharlo no hace tanto, concretamente hace dos temporadas, en la ¨²ltima jornada, por parte de la hinchada de un Almer¨ªa que ese d¨ªa se salvaba en el RCDE Stadium y al a?o siguiente bajaba, cruz¨¢ndose con un Espanyol que volv¨ªa a su h¨¢bitat natural de la Primera Divisi¨®n.
Pues lo cierto es que, al menos en el actual estadio, a uno no le viene a la cabeza ning¨²n ¡®A Segunda, o¨¦¡®. Quiz¨¢ porque nadie mejor que un perico sabe lo que duele cuando las cosas no marchan bien. Y, sin embargo, no qued¨® m¨¢s remedio que escucharlo en Montilivi, sin ir m¨¢s lejos en el Girona-Espanyol de este mismo curso, el pasado 23 de noviembre. Cinco temporadas contra 88 en Primera.
Pero no. No se trata de devolver la moneda, de apelar al karma o de desear, al fin y al cabo, el mal ajeno. No desde estas l¨ªneas. Si el Girona bajase a Segunda, y no fuera capaz de regresar pronto, tarde o temprano volver¨ªa a su chasis de unos pocos de miles de seguidores, no tan ruidosos, mucho menos medi¨¢ticos, pero fieles e igual de respetables que los del Espanyol, el Sabadell, el N¨¤stic o la Guineueta. Los mismos que de verdad sufrir¨ªan este descenso.
Como Francesc Rebled, el expresidente del Girona que reivindic¨® que ¡°el ¨²nico equipo¡± que le ayud¨®, cuando su situaci¨®n econ¨®mica era muy limitada, fue el blanquiazul, con cesiones casi regaladas. Y eso fue hace unos pocos a?os, con los ?ngel Mart¨ªnez, Dani Nieto, Carlos Clerc o Cristian G¨®mez. Pero es que antes ya hab¨ªan llegado los Alfredo Argens¨®, Jordi Xumetra, Juanma Hern¨¢ndez, Cristo Jim¨¦nez¡
Y hace 50 a?os, medio siglo, el Espanyol ya ofrec¨ªa al Girona hasta 14 jugadores a pr¨¦stamo de una sola tacada, de los que se llevaron siete, entre ellos Paco Flores. Por no hablar de los que simplemente jugaron en ambos equipos: Pol Llonch, David Garc¨ªa, Ferran Corominas, Mois¨¦s Hurtado, o actualmente Cristhian Stuani y David L¨®pez.

Lo que de verdad deber¨ªa distinguir al Espanyol (a su gente, que es la que conforma de verdad el club) del pensamiento ¨²nico que tantas veces ha tratado de oprimirle es precisamente el valor que le da a la pluralidad, la riqueza que comportar¨ªa tener cuantos m¨¢s equipos catalanes en la elite, mejor. Como aquel ocurrente ¡¯Feel the colours¡¯ con el que hacke¨® la campa?a monocolor de la Generalitat. Un contrapoder real.
En fin, que se acuerden en el hoy derruido Camp Nou o en el otrora perico Montju?c del ¡®A Segunda, o¨¦¡¯ dirigido al Espanyol puede hasta tener cierta gracia, puesto que no hace sino confirmar que lo que le suceda al club blanquiazul es mucho m¨¢s importante para la hinchada cul¨¦ de lo que la mayor¨ªa reconocen. Pero que lo cante un club que lo ha sufrido, o que ha vivido m¨¢s en Segunda que en Primera, no es de recibo. Lo que s¨ª procede es dar carpetazo cuanto antes a la permanencia. Y disfrutar.
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