Una plata no sabe a oro, aunque a veces la celebremos como tal, porque la segunda posici¨®n significa que has perdido ante un rival. Pero hay platas, eso es verdad, que saben muy bien. Como la de Katir.

Una plata no sabe a oro, aunque a veces la celebremos como tal, porque la segunda posici¨®n significa que has perdido ante un rival. Pero hay platas, eso es verdad, que saben muy bien. Como la de Katir.
No son Cram, Ovett o Coe, pero el mediofondo brit¨¢nico ha sido capaz de domar al ogro Ingebrigtsen en el tradicional 1.500 por segundo Mundial consecutivo.
Estambul pone el broche a la temporada de atletismo indoor con los Europeos. Hay muchos ausentes, de acuerdo, pero tambi¨¦n un gran nivel en los presentes.
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