Tecnolog¨ªa
Europa quer¨ªa eliminar la letra e?e y Mario Vargas Llosa y Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez la salvaron
La Comunidad Econ¨®mica Europea quiso dejar a los hispanohablantes sin la e?e, suprimi¨¦ndola en todos los dispositivos electr¨®nicos y estandarizando todos los teclados de los pa¨ªses miembros.

El Tratado de adhesi¨®n de Espa?a en la Comunidad Econ¨®mica Europea se firm¨® en junio de 1985. Ese mismo a?o, el gobierno public¨® tres reales decretos que ordenaban que todas las impresoras, teclados y pantallas de ordenadores vendidos en Espa?a incluyeran la e?e. Esa letra no exist¨ªa en ninguno de los ocho idiomas oficiales de la CE y se quer¨ªa evitar una estandarizaci¨®n que perjudicara a los hispanohablantes.
El temor del gobierno espa?ol se hizo realidad muy pronto. Desde 1989, comenz¨® a haber presiones por parte de empresas europeas para que los teclados en Espa?a fueran iguales que en el resto de Europa. La tesis era que incorporar la e?e en sus productos encarec¨ªa los costes, daba ventaja a los fabricantes espa?oles y violaba el acuerdo de libre comercio. La Uni¨®n Europea exigi¨® en 1991 que Espa?a derogara los tres reales decretos que blindaban la e?e. El Ministerio de Industria se comprometi¨® a suprimir la letra lo antes posible, pero desde otros estamentos del gobierno se puso el grito en el cielo. El ministro de Asuntos exteriores, Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez resumi¨® el problema con una obviedad palmaria: ¡°Es m¨¢s f¨¢cil fabricar computadoras con la e?e que modificar el idioma espa?ol, que existe desde hace siglos¡±.
El Ministerio de Cultura defini¨® la exigencia como ¡°una barbaridad¡±; la RAE la calific¨® como ¡°un grave atentado¡± y comenz¨® una batalla medi¨¢tica contra el atropello en la que Vargas Llosa y Garc¨ªa M¨¢rquez se convirtieron en grandes protagonistas. Incluso desde algunas empresas tecnol¨®gicas no espa?olas se dijo que la desaparici¨®n de la e?e de los teclados era algo que no se pod¨ªa ni plantear en el mundo latino.
Mario Vargas Llosa, que propuso organizar manifestaciones y sacar el mundo latino a la calle, dijo que ¡°no es s¨®lo una n con tilde lo que est¨¢ en discusi¨®n. Se trata de un sonido soberano, que expresa un matiz muy definido, y que proviene de las profundidades de uno de los lenguajes culturales m¨¢s importantes del mundo¡±.
Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez no se qued¨® atr¨¢s: ¡°Es escandaloso que la Comunidad Europea se haya atrevido a proponer a Espa?a la eliminaci¨®n de la e?e s¨®lo por razones de comodidad comercial. Los autores de semejante abuso y de tama?a arrogancia deber¨ªan saber que la e?e no es una antigualla arqueol¨®gica, sino todo lo contrario: un salto cultural de una lengua romance que dej¨® atr¨¢s a las otras al expresar con una sola letra un sonido que en otras lenguas sigue expres¨¢ndose con dos¡±.
La pol¨¦mica alcanz¨® tales proporciones que en Bruselas intentaron dar marcha atr¨¢s y calificaron el disparate no como una imposici¨®n, sino como una recomendaci¨®n. Por fin, en abril de 1993 el gobierno espa?ol se acogi¨® a las excepciones de car¨¢cter cultural que prev¨¦ el Tratado de Maastricht y promulg¨® un Real Decreto que salv¨® a la e?e y la blind¨® no solo en los teclados, sino para cualquier uso futuro. De paso, tambi¨¦n se protegieron los signos de apertura de interrogaci¨®n y exclamaci¨®n. Por si acaso.
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