La creadora de c¨®mics que tiene prohibido visitar EEUU durante 10 a?os contraataca con un c¨®mic de su vivencia

19 d¨ªas encerrada. Esposada, incomunicada y durmiendo con m¨¢s de cien mujeres bajo luces encendidas las 24 horas. Parece el pr¨®logo de una novela dist¨®pica, pero esto fue la realidad que vivi¨® R.E. Burke -autora brit¨¢nica de c¨®mics- tras intentar cruzar la frontera entre Canad¨¢ y Estados Unidos como turista. Como resultado de este peque?o viaje obtuvo una prohibici¨®n de entrada a EE.UU. durante 10 a?os y una experiencia terrible que ahora est¨¢ adaptando a vi?etas. Porque si algo qued¨® claro tras aquel encierro es que Becky, como la conocer sus allegados, no piensa quedarse callada.

Todo empez¨® con un viaje. Llevaba semanas en Estados Unidos sin tener problema alguno, pero al volver desde Canad¨¢ tras una peque?a visita, las autoridades decidieron que hab¨ªa ¡°trabajado a cambio de alojamiento¡±, pese a que ella insisti¨® una y otra vez que estaba all¨ª solo como turista. Sin abogado, sin comida y agotada, firm¨® un documento que lo cambiaba todo. Y entonces comenzaron 19 d¨ªas de aut¨¦ntica pesadilla.

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Burke trabaja en un c¨®mic que retratar¨¢ su traum¨¢tica experiencia y dar¨¢ visibilidad a las mujeres maltratadas

Fue trasladada de madrugada, esposada, a un centro del ICE en Tacoma (Washington). Le cortaron los cordones de los zapatos, le quitaron el m¨®vil, la registraron de arriba abajo y le asignaron un n¨²mero de serie, como si se tratase de una especie de ¡°alien¨ªgena¡±. All¨ª dentro, la burocracia result¨® ser a¨²n peor que los barrotes de su celda, y cualquier intento de contactar con su familia o con el exterior era como recorrer un laberinto.

Pero si algo sabe hacer una artista como ella, es observar, escuchar y contar historias. Y eso fue justo lo que hizo. Pidi¨® papel y l¨¢piz y comenz¨® a dibujar a las mujeres que la rodeaban, muchas de ellas detenidas por errores absurdos o visados en regla mal interpretados. Pronto se convirti¨® en la artista residente del centro, con reclusas formando cola para que las retratara y mandaran dibujos a sus hijos. Mientras tanto, su familia mov¨ªa cielo y tierra para sacarla de all¨ª. No fue hasta que su historia se hizo viral en redes y medios que ICE decidi¨® mover ficha. A los pocos d¨ªas, le comunicaron que volv¨ªa a casa. Eso s¨ª, con una expulsi¨®n formal y una sanci¨®n: no podr¨¢ volver a pisar suelo estadounidense durante una d¨¦cada.

Lejos de rendirse, Becky ha decidido convertir el trauma en arte. Est¨¢ preparando una nueva novela gr¨¢fica titulada ¡®Getting Out¡® que no solo contar¨¢ su experiencia, sino tambi¨¦n la de las mujeres con las que comparti¨® celda, papel higi¨¦nico, Por Noodles y, sobre todo, humanidad. El c¨®mic, todav¨ªa sin fecha de publicaci¨®n, promete ser un testimonio poderoso sobre inmigraci¨®n, burocracia y resistencia desde lo cotidiano. Y si gana un Eisner por ¨¦l, -como muchos creen que podr¨ªa suceder-, lo tendr¨¢ que recoger otra persona. Quiz¨¢s Becky no pueda volver a Estados Unidos, pero su historia s¨ª.

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