Tecnolog¨ªa
Ni la bombilla ni el tel¨¦fono: este avance clave de la humanidad fue ideado en entre 10 y 24 sitios distintos casi al mismo tiempo
La agricultura fue uno de los desarrollos clave de la historia de la humanidad, pero lo m¨¢s llamativo es que fue desarrollada de manera independiente por distintas civilizaciones en diferentes puntos del planeta.

Cuando pensamos en los avances m¨¢s revolucionarios de la historia de la humanidad, normalmente nos vienen a la mente conceptos relativamente modernos como la m¨¢quina de vapor, los primeros motores de combusti¨®n o incluso internet. Sin embargo, existe una tecnolog¨ªa esencial, sin la cual, nuestra especie no ser¨ªa lo que es hoy d¨ªa: la agricultura. Dado que involucra el uso de herramientas t¨¦cnicas y conocimientos pr¨¢cticos, se puede considerar una tecnolog¨ªa en s¨ª misma. No obstante, lo que la hace verdaderamente fascinante al margen de su antig¨¹edad ¡ªse estima que tiene unos 10.000 a?os¡ª, es que fue desarrollada, de manera casi simult¨¢nea, por distintas civilizaciones a lo largo y ancho del planeta.
La agricultura: el avance tecnol¨®gico clave de la humanidad que fue desarrollado de forma casi simult¨¢nea por distintas civilizaciones
La agricultura, tal como la conocemos, es una de las grandes revoluciones de la historia de la humanidad. Sin embargo, lo sorprendente de su origen es que no fue el resultado de un hallazgo ¨²nico en un punto concreto del planeta, sino que emergi¨® de manera casi simult¨¢nea en diferentes partes del mundo. Se estima que en entre 10 y 24 lugares aislados entre s¨ª, y sin ning¨²n tipo de contacto directo, diversas civilizaciones comenzaron a cultivar plantas, marcando el inicio de un nuevo cap¨ªtulo en la historia humana: el per¨ªodo de transici¨®n de la vida n¨®mada a la vida sedentaria. Desde Oriente Pr¨®ximo hasta China, pasando por Am¨¦rica Central y las regiones andinas de Sudam¨¦rica, la agricultura surgi¨® de forma paralela en distintas culturas, lo que plantea preguntas fascinantes sobre c¨®mo una tecnolog¨ªa tan fundamental pudo desarrollarse en lugares tan dispares.

Uno de los ejemplos m¨¢s conocidos de este fen¨®meno se encuentra en el llamado ¡°Creciente F¨¦rtil¡± del sudoeste asi¨¢tico en el a?o 9500 a.C., donde las primeras comunidades sedentarias comenzaron a cultivar plantas como el trigo y la cebada, as¨ª como a domesticar animales como cabras y borregos para complementar su alimentaci¨®n, para su uso como animales de carga y como ayuda para las labores agr¨ªculas, a la vez propiciando desarrollos clave en la ganader¨ªa. Alrededor de esta misma ¨¦poca, en lo que hoy es el norte de China, los pueblos comenzaron a cultivar arroz, mientras que, en el subcontinente indio, los cultivos de trigo y cebada tambi¨¦n se encontraban en pleno auge hacia el a?o 7000 a.C.
Mientras tanto, en otras regiones del mundo se estaban experimentando avances agr¨ªcolas paralelos. En el continente americano, civilizaciones como los mayas, los aztecas y las culturas andinas empezaron a cultivar ma¨ªz, mandioca y arrurruz desde aproximadamente el 5200 a.C. Lejos de la zona del Mediterr¨¢neo o Asia, los pueblos de Nueva Guinea tambi¨¦n tuvieron ¨¦xito con cultivos como el camote, mientras que en ?frica, el Sahel fue el lugar donde los habitantes comenzaron a desarrollar formas de agricultura adaptadas a su clima. Este fen¨®meno de invenciones paralelas no solo es asombroso por su amplitud geogr¨¢fica, sino tambi¨¦n porque la agricultura fue capaz de adaptarse a contextos muy diversos, sirviendo para aprovechar de manera eficiente los recursos naturales de cada regi¨®n.

Aunque los avances en agricultura no fueron id¨¦nticos ni exactos en el tiempo, la diferencia entre los per¨ªodos en los que surgieron fue relativamente corta en t¨¦rminos hist¨®ricos. Es decir, pese a las variaciones de siglos e incluso milenios, estos desarrollos se produjeron dentro de un marco temporal cercano, lo que permite considerar que ocurrieron de manera paralela en diversas culturas con un nivel tecnol¨®gico similar. Lo sorprendente de este fen¨®meno es que, aunque no hubo contacto directo entre las civilizaciones, comunidades muy distantes entre s¨ª comenzaron a experimentar con la agricultura de manera independiente y con caracter¨ªsticas similares, lo que destaca tanto la curiosidad humana como nuestra capacidad de adaptaci¨®n a diferentes entornos.
El hecho de que tantas civilizaciones llegaran a conclusiones y el desarrollo de t¨¦cnicas y ¨²tiles similares sin ning¨²n contacto directo entre ellas plantea interrogantes profundos sobre el origen del conocimiento humano. Algunos investigadores sugieren que la transici¨®n gradual de la caza y la recolecci¨®n a la agricultura fue una consecuencia inevitable del cambio clim¨¢tico post-glacial y de las presiones sociales y demogr¨¢ficas que llevaron a las comunidades a buscar formas m¨¢s eficientes de alimentar a sus poblaciones en aumento. Sin embargo, otros defienden que la agricultura fue el resultado de la curiosidad humana y su capacidad para observar y experimentar con la naturaleza. Lo que est¨¢ claro es que la adopci¨®n y el desarrollo de la agricultura, algo que damos por sentado hoy d¨ªa, se convirti¨® en uno de los pilares b¨¢sicos del auge de muchas civilizaciones, lo que redund¨® en el florecimiento de la humanidad tal como la conocemos hoy.