¡°?Pap¨¢ est¨¢ en casa, pap¨¢ est¨¢ en Primera!¡±
Manolo y los jugadores celebran la salvaci¨®n junto a la grada. Joan ratifica su marcha, Cabrera su renovaci¨®n y la afici¨®n pide la compra de Roberto: ¡°?Chino, f¨ªchalo!¡±.
Tras el estallido de felicidad propio de una permanencia conseguida en el ¨²ltimo suspiro, que deriv¨® en una invasi¨®n de campo pac¨ªfica y festiva, supieron los miles de seguidores del Espanyol ir desalojando ordenadamente el terreno de juego, advertidos de que los jugadores ten¨ªan intenci¨®n de regresar al c¨¦sped para celebrarlo conjuntamente. Y as¨ª fue. Ca¨ªa la noche sobre el RCDE Stadium cuando la plantilla y Manolo Gonz¨¢lez, con mucha emoci¨®n y algunas l¨¢grimas, dio la vuelta de honor y se dirigi¨® a la grada.
¡°Lo hemos vuelto a hacer. Ha sido un a?o muy complicado, pero hemos cre¨ªdo, desde dentro y desde fuera. Y gracias a eso, lo hemos conseguido¡±, se arranc¨® Sergi G¨®mez, que precisamente en el cierre ante Las Palmas volvi¨® a tener minutos muchos meses despu¨¦s, y que ejerci¨® de maestro de ceremonias. Precedi¨® el central al c¨¢ntico ¡°?Manolo, Manolo!¡±, con el que el entrenador tom¨® la palabra. Y lo hizo con un grito de guerra: ¡°Pap¨¢ est¨¢ en casa, pap¨¢ est¨¢ en Primera¡±.
Convino el t¨¦cnico que ¡°es espectacular como la plantilla, los jugadores, se ha dejado todo el a?o la vida por la afici¨®n y por este club. Es un equipo que se merece que lo record¨¦is siempre. As¨ª se consiguen los objetivos, remando todos juntos¡±, enfatiz¨® Manolo, visiblemente emocionado.
Y lleg¨® el turno de Joan Garc¨ªa, en la que oficiosamente se iba a convertir en su despedida del Espanyol. ¡°Hemos sufrido much¨ªsimo este a?o. Parec¨ªa que iba a ser mucho m¨¢s f¨¢cil, pero si no sufrimos no somos el Espanyol. Sufriendo sabe mejor¡±, manifest¨®. Y dej¨® caer: ¡°Estoy muy orgulloso de poder dejar al equipo en Primera Divisi¨®n¡±. Unas palabras que sonaban tanto a adi¨®s que los pericos empezaron a cantarle ¡°Joan, qu¨¦date¡±.
¡°Estoy muy orgulloso de poder dejar al Espanyol en Primera Divisi¨®n¡±
Joan Garc¨ªa
Menos se moj¨® sobre su futuro Javi Puado, de nuevo el h¨¦roe del espanyolismo, pero cuyo contrato finaliza este pr¨®ximo 30 de junio. ¡°Lo hemos conseguido el ¨²ltimo d¨ªa en casa, como hace un a?o. Volvimos a Primera Divisi¨®n y nos quedamos¡±, se limit¨® a decir.
Para levantar a las masas esta vez estaba Roberto Fern¨¢ndez: ¡°Yo ven¨ªa de estar en una situaci¨®n complicada y cuando me llamaron de aqu¨ª no tuve ninguna duda de venir a aportar mi granito de arena. Pase lo que pase, yo voy a llevar al Espanyol en el coraz¨®n¡±, exclam¨® el delantero, cedido por el Sporting de Braga, a quien desde la grada respondieron con un grito espont¨¢neo: ¡°Chino, f¨ªchalo¡±.
Tampoco Edu Exp¨®sito, con l¨¢grimas en los ojos y acompa?ado de su hijo, quiso perderse el momento de comuni¨®n. ¡°Este equipo ha sufrido mucho pero lo hemos conseguido otra vez. Seguimos estando en lo m¨¢s alto, en Primera Divisi¨®n, como se merece este escudo. Vivirlo a vuestro lado es incre¨ªble¡±. ¡°La lesi¨®n fue muy dura, pero todos los compa?eros me ayudaron¡±, asever¨®, en alusi¨®n a su rotura del cruzado. Y apostill¨®: ¡°Lo ten¨ªamos que sacar adelante como fuera. Es incre¨ªble ser del Espanyol. Va por todos vosotros¡±.
¡°Es incre¨ªble ser del Espanyol¡±
Edu Exp¨®sito
Quien s¨ª ratific¨® su renovaci¨®n fue Leandro Cabrera: ¡°El a?o que viene defenderemos este escudo hasta el final a capa y espada¡±. Y, al grito de ¡®?uruguayo, uruguayo!¡±, reivindic¨® tambi¨¦n la figura del entrenador: ¡°El pelado Manolo supo hacernos jugar y hacernos salir adelante. Es el gran art¨ªfice de todo esto¡±.
Son¨® incluso en el RCDE Stadium el himno cl¨¢sico del Espanyol, el que acompa?aba a las tardes gloriosas de Sarri¨¤, antes de que Omar El Hilali se convirtiera en el ¨²ltimo protagonista en dirigirse a la hinchada: ¡°Os hemos hecho sufrir un poquito m¨¢s de la cuenta. Pero al final hemos dejado al equipo donde se merece, que es en Primera Divisi¨®n¡±, rubric¨®.
Y por megafon¨ªa se escuch¨® el himno actual, tras lo cual se fue vaciando la grada pero no as¨ª el terreno de juego, pues los futbolistas y sus familiares se resist¨ªan a abandonarlo tras otro d¨ªa para la historia.
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