Estreno trist¨®n en Miami

Casi nada hizo el Madrid por diferenciar su estreno en un Mundial que necesita de un bolo estival en Estados Unidos. Nada pareci¨® mejor de lo que dej¨® Ancelotti. Ni siquiera el dibujo. Cierto es que a Xabi Alonso solo le cabe una ?apa, porque lo primero que le han encargado es preparar un examen de recuperaci¨®n para un suspenso que no es suyo. Su verdadera obra queda para agosto, pero mientras le piden salir del paso, ganar un t¨ªtulo que enfr¨ªe el ambiente. En definitiva, ensaya con fuego real.

Y en el primer test no apareci¨® esa presi¨®n alta que viene a ser una se?a de modernidad, ni el Vinicius de las Champions, ni el Bellingham del primer a?o, ni una menor distancia entre l¨ªneas, ni una reducci¨®n significativa de escaqueos. Fue el Madrid de la primavera, aplatanado adem¨¢s por el calor de Miami, que acab¨® cediendo un empate trist¨®n ante el Al Hilal, merecedor del punto.

Como resulta imposible cambiar el mapa de un equipo con nueve entrenamientos, solo tres con la plantilla al completo, Xabi Alonso hizo su presentaci¨®n mundial con el traje de Ancelotti, un 4-3-3 cl¨¢sico, y probablemente con los mismos que hubiera puesto el italiano. Es lo que tiene este torneo, en el que se confunde la postemporada con la pretemporada o viceversa. Eso s¨ª, Xabi le hizo el primer gui?o a la cantera al poner a Gonzalo en lugar de Mbapp¨¦, que no se recuper¨® a tiempo. Ese fue el ¨²nico punto que le separ¨® de antecesor, que ah¨ª probablemente hubiese buscado una soluci¨®n m¨¢s pol¨ªticamente correcta. En el once, como era previsible, tambi¨¦n estuvieron los dos fichajes, Trent y Huijsen. Menos de los esperados, pero es que para el Madrid, y para la mayor¨ªa de los participantes en el torneo, la ventana de fichajes ha acabado siendo una ventana de chantajes. Las rebajas llegar¨¢n en agosto.

Lo cierto es que el Madrid no impresion¨® al Al Hilal, un equipo mucho mejor armado que el que perdi¨® la final del Mundialito ante los blancos hace tres a?os. Ahora ya no llegan jugadores ni entrenadores pasados de fecha, sino figuras vigentes a precio fuera de mercado. M¨¢s a este equipo, el m¨¢s poderoso del petrof¨²tbol saud¨ª. Aun sin su goleador, Mitrovic, encaden¨® tres buenas ocasiones en los primeros diez minutos. La m¨¢s clara, la tercera, un remate desde el punto de penalti de Marcos Leonardo que busc¨® el palo. No lo encontr¨® de milagro. Despu¨¦s le anularon un gol a Lodi por fuera de juego. La posici¨®n ilegal no ocult¨® el desajuste defensivo del Madrid, al que le encontraron demasiado pronto el espacio. El plan de defender hacia adelante que pretende Xabi Alonso exige automatismos, l¨¦ase tiempo.

Bellingham, en blanco

El Madrid se mostr¨® especialmente vulnerable en la banda derecha, por la falta de contundencia de Trent y la falta de ayudas de Rodrygo. Tampoco mejor¨® en la salida de pelota, pese a la posici¨®n m¨¢s retrasada de Bellingham, al que el t¨¦cnico pretende purificar como centrocampista, quiz¨¢ porque no parece claro que vaya a llegar ah¨ª un relevo de Modric o Kroos. Y Vinicius sigui¨® en su t¨²nel, oculto en la banda, al borde de la desaparici¨®n.

El Al Hilal, que hab¨ªa jugado mejor y con m¨¢s colmillo, cay¨® por la ley de la gravedad inversa que aplica el f¨²tbol: se va antes al suelo el que menos pesa. Ese Madrid veraniego, superficial, desdibujado, se puso en ventaja en un contraataque lanzado y culminado por Gonzalo tras pasar por Vinicius, Valverde y Rodrygo, que figurar¨¢ como asistente. La jugada estuvo llena de vicisitudes y el remate fue mordido, aunque ninguna de las dos circunstancias supusiera causa de invalidaci¨®n. Ese premio inmerecido se lo retir¨® al Madrid Asencio de inmediato. La incontinencia por exceso de celo no ha acabado de corregirla. Agarr¨® a Marcos Leonardo en una zona neutra del ¨¢rea a cinco metros de Facundo Tello. Imposible que se abstuviera el ¨¢rbitro. R¨²ben Neves, con un impecable lanzamiento del penalti, equilibr¨® las fuerzas al descanso. Pudo ser peor para el Madrid si una rosca de Salem Al Dawsari, el mejor de bandera saud¨ª, se hubiese curvado unos cent¨ªmetros m¨¢s.

Para la segunda parte, Xabi Alonso prepar¨® un ajuste muy de Ancelotti: fuera Asencio, qui¨¦n sabe si castigado por imprudencia, y Tchouameni como central. Todo para hacerle hueco a Arda G¨¹ler, que mand¨® al larguero el primer bal¨®n que le lleg¨®. Bono salv¨® el remate posterior de Gonzalo, amo del aire durante todo el partido. Esa acometida aclar¨® que el t¨¦cnico sac¨® tarjeta amarilla en el vestuario.

Valverde, tampoco

Lo cierto es que de la caseta volvi¨® un Madrid mejor, no tanto en juego como en intensidad. Y un Vinicius m¨¢s fulgurante que oblig¨® a Inzaghi a cambiarle el marcador. Altern¨® el equipo de Xabi una mayor intenci¨®n ofensiva con errores de bulto atr¨¢s. Dos, de Huijsen y Lucas V¨¢zquez, pudieron salirle caros. Marcos Leonardo se atarug¨® en ambas ocasiones.

En la recta final Xabi tir¨® veteranos (Modric) y noveles (V¨ªctor) y quit¨® a Vinicius y Bellingham, sustituciones admonitorias, pero aquello no ten¨ªa ya arreglo. Ni siquiera cuando el Madrid se encontr¨® con un penalti tan tonto como el de Asencio de Alqahtani sobre Fran Garc¨ªa en el 92¡ä. Un codazo cuando el lateral blanco ya se bat¨ªa en retirada. El penalti lo err¨® Valverde. Este Madrid necesita tiempo y t¨ªtulos y de las dos cosas anda corto.

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