Las curvas en el camino de Garuba
Unas semanas de movimientos en los ¡®despachos NBA¡¯ devuelven a Garuba a la casilla de salida despu¨¦s de dos temporadas dif¨ªciles en Houston Rockets.


Hay varias cosas que se pueden decir de Usman Garuba, pero la primera es obvia: tiene 21 a?os. As¨ª que cualquier conclusi¨®n dr¨¢stica en un sentido o en otro es exagerada. Pero si hay que ponerse en un sentido o en otro, convengamos que hay muchas m¨¢s luces que sombras para un jugador que con 19 a?os reci¨¦n cumplidos sostuvo al Real Madrid en una heroica serie de playoffs contra el Efes, en la Euroliga y con Taraves. Un equipo que casi remonta una eliminatoria perdida usando como cimiento para el milagro el motor del p¨ªvot madrile?o, que cambi¨® la din¨¢mica defensiva de los de Laso (del factor ancla de Tavares a su movilidad en los cambios por toda la pista) y que firm¨® en el cuarto partido 24 puntos y 12 rebotes para 30 de valoraci¨®n.
Poco despu¨¦s fue elegido Mejor Joven (Rising Stars) de la Euroliga y el verano pasado, m¨¢s de un a?o despu¨¦s, lleg¨® al Eurobasket con un tobillo terminando de recuperarse, sin el punto f¨ªsico ¨®ptimo por esa lesi¨®n y zarandeado por un dif¨ªcil estreno en la NBA. Y acab¨® teniendo un impacto muy alto, en tramos cortos y devastadores como suele utilizarlo Sergio Scariolo, en un equipo que se invent¨® un oro de lo que parec¨ªa la nada unos d¨ªas antes.
Ese Garuba que sigui¨® al oro de Berl¨ªn ya pod¨ªa haber sido un jugador dominante en Europa. Al menos uno muy importante (entonces ten¨ªa 20 a?os). Scariolo, un maestro a la hora de encontrar qu¨¦ puede hacer cada jugador e inculcar cu¨¢ndo y c¨®mo hacerlo, sac¨® chispas a sus rebotes ofensivos, sus bloqueos de hormig¨®n y su capacidad para continuar las jugadas en el flujo del ataque. Una notable visi¨®n de juego cuando se quedaba con la bola despu¨¦s de hacer el bloqueo, en el roll, y encontraba a los jugadores en las esquinas o en irrupci¨®n hacia el aro aprovechando el colapso de las zonas sobre la zona.
Convengamos tambi¨¦n, en el otro lado de la balanza, que los dos a?os de Garuba en los Rockets han sido un per¨ªodo muy dif¨ªcil, frustrante y que conducen a un debate l¨®gico sobre cu¨¢l es su techo en la NBA. Basadas en muestras muy peque?as y datos para coger con alfileres, las opiniones van de punta a punta del espectro. Se han visto las razones por las que quiz¨¢s las puertas de la gran Liga se cierren (al menos por ahora) para ¨¦l. Tambi¨¦n se ha podido atisbar un, al menos, buen jugador de rotaci¨®n. Con potencial para ser m¨¢s.
Pero es la NBA. Con su ritmo infernal: mientras Garuba buscaba su sitio tras un prometedor Eurobasket, el MVP en Berl¨ªn, Willy Hernang¨®mez, no encontraba forma de estar en pista de forma regular y con un rol claro. No se trata de culpar al sistema: all¨ª los equipos tienen sus necesidades y velocidades, sus compromisos de presente o de futuro y su forma de evaluar las virtudes que m¨¢s necesitan en sus plantillas. Las franquicias pueden equivocarse y se equivocan, claro, pero no es (no siempre) sin¨®nimo de error o falta de visi¨®n que un jugador pueda ser determinante en Europa y poco m¨¢s que un meritorio all¨ª. Hay factores f¨ªsicos, de estilo de juego, de personalidad. Hay veces que se est¨¢ en el sitio adecuado en el momento oportuno y veces que no. Hay culpa para todos, si es que se puede siquiera hablar de culpa.
Una ceremonia de la confusi¨®n en Houston
Garuba fue elegido con el n¨²mero 23 del draft de 2021. Un pick de primera ronda que generalmente lleva en el zurr¨®n m¨¢s minutos, m¨¢s estrategia enfocada en ¨¦l. A priori, ir a un equipo en reconstrucci¨®n (y los Rockets post James Harden parecen la madre de todas las reconstrucciones) es una buena noticia porque suele haber minutos y roles para coger, oportunidades para los j¨®venes con contratos rookies y proyecci¨®n de futuro. Son franquicias decidiendo c¨®mo van a ser el d¨ªa de ma?ana, escenarios en los que no hay que llegar y encajar en un molde: hay que convertirse en parte del molde. Y ah¨ª est¨¢ parte del problema. Garuba era (cuesti¨®n de volumen) uno de los cuatro jugadores de primera ronda seleccionados por los Rockets en ese draft. Con un entrenador sin apenas experiencia como head coach, Stephen Silas, y en medio de un reparto muy confuso de minutos en unas rotaciones inestables por definici¨®n.
Para un jugador de sistema como es el actual Garuba, en un punto en el que necesitaba una definici¨®n mayor, la situaci¨®n de los Rockets no ayud¨®. Su valor no estaba en coger la bola y demostrar c¨®mo de bueno puede ser. Lo suyo ten¨ªa que ser recibir un rol claro pero importante, aunque fuera tambi¨¦n reducido, aportar en funciones b¨¢sicas y definidas, poder hacer algunas cosas lo suficientemente bien para tener minutos. Y coger confianza. Y acumular experiencia. Los Rockets perd¨ªan y perd¨ªan y los refuerzos j¨®venes llegaban y llegaban. El nuevo frontcourt se fue definiendo con mucha m¨¢s jerarqu¨ªa para Alperen Sengun (n¨²mero 16 en su mismo draft y un jugador de muy visible talento ofensivo, un perfil puesto a Garuba) y la llegada de un nuevo hito trascendental en el draft de 2022: Jabari Smith Jr, elegido con el n¨²mero 3. Catorce despu¨¦s, en el 17, los Rockets se llevaron a Tari Eason, que no es un jugador calcado a Garuba pero s¨ª puede cubrir roles defensivos similares al que podr¨ªa tener ¨¦l.
Las piezas iban encajando y Garuba no termin¨® ser una de ellas. En su primera temporada sufri¨® una lesi¨®n de mu?eca que le oblig¨® a parar varias semanas. Pas¨® por la G League, que siempre es un trago para los jugadores que vienen de Europa, menos hechos a esa forma de manejarse y a ese tipo de proceso. Del Real Madrid y su permanente exigencia competitiva, Garuba pas¨® a tener pocos minutos sin que nadie se preocupara demasiado de que pudiera hacer en ellos lo que sabe hacer. Y dentro de un equipo que no ten¨ªa ning¨²n inter¨¦s (todav¨ªa) en ganar partidos. En dos temporadas, particip¨® en 99 con apenas 12 minutos de media. Promedi¨® menos de tres puntos y cuatro rebotes. En cuanto sali¨® Silas y lleg¨® Ime Udoka, cuando los Rockets empezaron a querer ser otra cosa, Garuba no tuvo sitio. Es el riesgo de moverse en esa zona residual de las rotaciones, donde todo depende a veces de un golpe de suerte. En una semana de julio fue enviado a los Hawks y de ah¨ª a los Thunder, que ahora han prescindido de ¨¦l. Su salario para esta temporada supera los 2,2 millones de d¨®lares. Si alguien lo reclama, se llevar¨¢ tambi¨¦n una opci¨®n de 4,3 millones para seguir contando con ¨¦l en la 2024-25.
Y si nadie lo hace, Garuba tendr¨¢ que evaluar cu¨¢ntas ganas tiene de intentarlo como sea y ya en la NBA (cualquier equipo, cualquier rol, cualquier contrato) o c¨®mo de bueno puede ser un regreso a Europa (al Real Madrid, claro) para crecer pensando en un salto 2.0 a Estados Unidos¡ o para intentar establecerse como estrella de Euroliga, un techo obviamente a su alcance. Aqu¨ª, en el baloncesto FIBA, tiene un enorme impacto f¨ªsico y un encaje inmediato en un estilo muy distinto de rotaciones y roles. Parece un camino ya desbrozado para un jugador como ¨¦l, ¨®ptimo.
La hora de las decisiones trascendentales
Pero, y es perfectamente leg¨ªtimo si es as¨ª, Usman Garuba puede elegir seguir (intentarlo) en la NBA como sea. As¨ª que regreso al principio: la muestra de estas dos temporadas ha sido mala en general, incluso muy mala si se parte de la ilusi¨®n con la que cruz¨® el Atl¨¢ntico¡ pero con motivos para pensar que puede haber algo m¨¢s ah¨ª. Su versatilidad defensiva, la capacidad para moverse lateralmente al ritmo de los exteriores y cubrir mucha pista en los cambios de asignaci¨®n son valores de impacto en la actual NBA. Le falta, por el contrario, m¨¢s nivel de intimidaci¨®n, envergadura y recursos donde acaba un f¨ªsico que no impacta como lo hace en Europa y en los torneos de selecciones. Claro que tambi¨¦n le ha faltado estar en un equipo con un m¨ªnimo de inter¨¦s por defender, un concepto que ni se manejaba en los Rockets de Silas.
En ataque, Garuba ha hecho poco para sacar brillo a sus minutos. Y como las oportunidades escasean cuando se entra en el bucle en el que estaba ¨¦l, acab¨® devorado por ese peligroso ciclo. Del s¨ª pero no al no. Como reboteador de ataque, hombre de bloqueo y pasador tiene un obvio valor, un suelo aceptable, tambi¨¦n como jugador ofensivo. Al menos, para Europa. Pero no tiene todav¨ªa hitos de especialista, algo necesario para graparse a la pista cuando el flujo ofensivo o no existe o no cuenta contigo, no pasa por las cosas que t¨² sabes hacer. Los Rockets ni siquiera ten¨ªan un base puro y jugaban de forma an¨¢rquica y en brazos de un backcourt muy joven (Kevin Porter Jr, Jalen Green). Y Garuba tampoco demostr¨® que pudiera destacar ya, eso va en su debe, ni como finalizador cerca del aro ni como tirador. En su segunda temporada pas¨® de un 25 a un 40% en triples, pero con menos de uno lanzado por partido y con una mec¨¢nica demasiado lenta.
Garuba, no se puede decir lo contrario, no hizo lo suficiente cuando jug¨® para que su ausencia de minutos pareciera un error criminal. Es posible que no fuera el momento para ¨¦l en la NBA o que en su perfil actual no d¨¦ para ser m¨¢s que un jugador de fondo de armario. Y es cierto que, si es as¨ª, esa din¨¢nica puede ser una mala inversi¨®n para, con solo 21 a?os, su progresi¨®n como jugador. Pero tambi¨¦n es indudable que lleg¨® a un equipo en el que nunca tuvo un rol, ni siquiera uno secundario, donde no importaban las peque?as cosas que ¨¦l ya pod¨ªa hacer bien y donde reinaba el caos de una reconstrucci¨®n que por ahora (suele pasar) solo ha amontonado nombres sin ponerse a montar un puzle con ellos. De esos procesos salen piezas despedidas, sobrantes sea justo o no. Siempre es as¨ª.
Hay motivos para pensar que Garuba puede ser, como m¨ªnimo, un jugador de rotaci¨®n NBA. Que puede crecer con paciencia y tiempo porque necesita a?adir cosas, mejorar conceptos. Tambi¨¦n hay razones para ser pesimista y sentir que en ese nivel se absorben sus principales virtudes. Y que, finalmente, puede ser uno de esos grand¨ªsimos jugadores cuyo sitio est¨¢ en el juego FIBA. Por otros motivos le ha pasado, precisamente en el Real Madrid, a Walter Tavares. Est¨¢ claro que hacerse a un lado y regresar no tiene nada de malo, ni de deshonroso, ni deber¨ªa ser siquiera un retroceso dram¨¢tico. Es, en 2023, otra cosa. Tambi¨¦n es innegable que el m¨¢ximo nivel competitivo y la ilusi¨®n de muchos jugadores, adem¨¢s de los contratos descomunales, est¨¢n en la NBA. Y que a Garuba se la cerrado una puerta en unas semanas de verano crueles, la vida en la NBA, pero sin que nada parezca definitivo. Su contrato en waivers, su situaci¨®n manejable (cuentas econ¨®micas, proyecci¨®n deportiva) para muchas franquicias y, en ¨²ltima instancia, Europa como certeza. Y un Mundial a la vista, que no es poca cosa.