¡°Fue la primera vez que Kobe me record¨® a Jordan¡±
Con Shaq eliminado por faltas, Kobe emergi¨®, lesionado, y llev¨® a los Lakers a la victoria en el cuarto partido de las Finales de la NBA del 2000. Y Phil Jackson pens¨® que era Jordan.


Siempre hay un d¨ªa en el un jugador inicia su camino para convertirse en leyenda. Y el de Kobe Bryant no fue, a pesar de todo, el 19 de junio del 2000. Unos d¨ªas antes, contra los Blazers, el escolta emergi¨® en el s¨¦ptimo partido de las finales de la Conferencia Oeste, cuando la defensa de Mike Dunleavy impidi¨® de manera constante que los Lakers dieran balones a Shaq. Cuando eso pas¨® y con una diferencia para el equipo de Oreg¨®n que lleg¨® a ser de 16 puntos al inicio del ¨²ltimo cuarto, la Mamba Negra decidi¨® que era su momento: 25 puntos, 11 rebotes, 7 asistencias y 4 tapones con tan solo 2 p¨¦rdidas, un +8 con ¨¦l en pista y una defensa perfecta sobre Steve Smith, un jugador al que dej¨® en 0 puntos en los ¨²ltimos 11:40 de partido. Ese d¨ªa, con los Lakers tocados y hundidos, psicol¨®gicamente fuera de la serie tras dejarse empatar una ventaja de 3-1, Kobe cambi¨® la historia y se hizo un nombre en la mejor Liga del mundo. Se hizo grande ante el equipo de las grandes estrellas (Sabonis, Stoudemire, Pippen, Smith, Brian Grant, Bonzi Wells, Schrempf...) y, con 79-79, anot¨® dos tiros libres, una canasta en suspensi¨®n ante Scottie Pippen y, luego, asisti¨® a Shaq para sentenciar el partido y formar parte de una de las fotos m¨¢s ic¨®nicas de la historia de la NBA.
Nada de eso pas¨® el 19 de junio del 2000, unos d¨ªas despu¨¦s de que tuviera lugar la heroicidad del hijo pr¨®digo. Kobe siempre pens¨® que su camino hacia el Olimpo de la NBA estaba cimentado en la predestinaci¨®n, el coraje, el pundonor y su deseo ferviente de convertirse en el mejor jugador de todos los tiempos. Era un joven muchacho que se hab¨ªa puesto una serie de objetivos en su infancia, y peleaba cada d¨ªa contra s¨ª mismo por conseguirlos. Los airballs contra los Jazz y las eliminaciones cuando eran candidatos de 1997, 1998 y 1999 fueron aleccionadoras para unos Lakers que dijeron adi¨®s a Del Harris y saludaron alegremente a Phil Jackson, que se ech¨® en brazos de la franquicia de forma metaf¨®rica y de Jeannie Buss, hija del due?o, de manera literal. El Maestro Zen prometi¨® al Doctor Buss tres y hasta cuatro anillos el d¨ªa de su presentaci¨®n, y su desparpajo sorprendi¨® al mandatario. Y, en su primera temporada, lider¨® a los Lakers a un r¨¦cord de 67-15, explot¨® la versi¨®n m¨¢s animal de Shaquille O¡¯Neal y empez¨® a lidiar con Kobe Bryant, en lo que ser¨ªan los primeros pasos de una relaci¨®n que marc¨® la siguiente d¨¦cada de la NBA. Personalmente para ellos. Y narrativamente para todos los dem¨¢s.
Phil Jackson hizo un equipo a su medida: fich¨® a Ron Harper y a A.C. Green, ¨²ltimo reducto de los Lakers del Showtime. Dej¨® que Robert Horry tuviera galones, meti¨® a veteranos como John Salley en la plantilla, confeccion¨® el tri¨¢ngulo ofensivo para que Shaq estuviera surtido de balones y consigui¨® controlar el ego de Kobe lo justo como para tener ¨¦xito. O¡¯Neal fue nombrado capit¨¢n y Harper, participante de los tres ¨²ltimos anillos de los Bulls, segundo capit¨¢n, en detrimiento de un Kobe cuyo esp¨ªritu tendr¨ªa que ser contenido. Derek Fisher se convirti¨® en alguien importante dentro y fuera de la cancha y al equipo lleg¨® un alero como Glen Rice, otrora All Star con los Hornets. De hecho, el flamante fichaje angelino lleg¨® antes que Scottie Pippen, petici¨®n especial de un Jackson que se enfad¨® con Jerry West al no ver su petici¨®n cumplida. El general manager, por su parte, no pudo entrar al vestuario antes, despu¨¦s ni durante los partidos por orden del entrenador. La relaci¨®n se deterior¨®, West se alej¨® de la entidad, se separ¨® personalmente del Doctor Buss y abandon¨® la franquicia al finalizar la temporada tras 40 a?os de diligente servicio y un ¨²ltimo favor especial, el de haber conseguido a Kobe Bryant en el draft. Se dice pronto.
La fiebre amarilla vuelve a lo m¨¢s alto
Andr¨¦s Montes hablaba de la fiebre amarilla para referirse a esos Lakers. Pronto, se hizo patente la superioridad sobre el resto y el poder¨ªo de O¡¯Neal, elevado a lo m¨¢s alto y en el cl¨ªmax total y absoluto de su carrera deportiva: 29,7 puntos (tope de su carrera), 13,6 rebotes (segundo mejor registro), 3,8 asistencias (duplicando sus cifras tras la llegada de Jackson) y 3 tapones. Fue MVP de la temporada, del All Star y tambi¨¦n lo ser¨ªa de las Finales. Pero Kobe ser¨ªa el que lidiar¨ªa con su peso, su profunda introspecci¨®n y su capacidad de superaci¨®n al no verse como l¨ªder absoluto de un equipo que consideraba, y a la postre ser¨ªa, el suyo. La Mamba Negra se fue a 22,5 puntos, con m¨¢s de 6 rebotes y 5 asistencias, y tuvo una temporada defensiva hist¨®ricamente buena y que no fue recompensada con el premio a Mejor Defensor por la costumbre de la NBA, convertida en tradici¨®n por aquel entonces, para dar el galard¨®n siempre a hombres altos. Ese a?o repiti¨® Alonzo Mourning, otro experto p¨ªvot de la ¨¦poca. Y de manera merecida, porque el hecho de que hubiera sido justo otro ganador, no quita que el que lo gan¨® lo hiciera de forma injusta.
Al final, y tras 67 victorias, todo se decidir¨ªa en el cuarto partido de las Finales. Los Lakers llegaban a la ¨²ltima ronda de los playoffs tras superar a los Kings de forma taquic¨¢rdica (3-2), a los Suns de Jason Kidd (4-1) y a los Blazers en la ya mencionada serie hist¨®rica que decidi¨® el Oeste. Los Pacers, tras dos finales del Este consecutivas, llegaban a la serie definitiva en el tercer y ¨²ltimo a?o de la era Larry Bird, que prometi¨® que estar¨ªa tres a?os en el banquillo de Indiana... y lo cumpli¨®, cosa rara en un mundo de promesas incumplidas. Bucks, Sixers y Knicks fueron las v¨ªctimas de la franquicia de Indian¨¢polis, que nada pudo hacer en los dos primeros encuentros ante un Shaquille absolutamente imparable, con esos n¨²meros de Wilt Chamberlain que ni siquiera Michael Jordan, en sus t¨ªtulos, pudo emular: 43+19, con 4 asistencias en el duelo inicial, al que adem¨¢s a?adi¨® 3 tapones; y 44+24, con 4 asistencias y 3 tapones en el segundo. Algo inapelable que se vio ensombrecido por un hecho que pudo ser decisivo: Jalen Rose, que se fue a 30 puntos y 9 rebotes en ese encuentro, meti¨® el pie debajo de Kobe Bryant despu¨¦s de que ¨¦ste intentara un tiro en suspensi¨®n, en una jugada muy parecida a la que vimos con Zacha Pachulia y Kawhi Leonard.
Bryant no volvi¨® a jugar en ese partido y quer¨ªa saltar al primero en ese lugar que reza que en 49 estados es baloncesto pero esto es INDIANA. Pero Phil Jackson le vio tan dolorido que no le dej¨® saltar a la pista. Los Lakers perdieron de 9 y afrontaron el cuarto, el clave, con la misi¨®n de ganar o ver como sus rivales les empataban la eliminatoria. Kobe pidi¨®, casi suplic¨® a Jackson que le introdujera en el partido y el Maestro Zen cedi¨® y le incluy¨® en el quinteto. Y fue su noche, marcada por una variante protagonizada por Larry Bird, que sent¨® a Rick Smits, un p¨ªvot con muy buena mano, en el ¨²ltimo cuarto, cuando Shaq estaba con 5 faltas y el duelo estaba en un pu?o. Smits sali¨® en la pr¨®rroga, anot¨® 8 puntos sin fallo (3 tiros de campo y 2 tiros libres), sac¨® la sexta a O¡¯Neal y confirm¨® que Bird se hab¨ªa equivocado en el ¨²ltimo cuarto dej¨¢ndole en el banquillo. Y en ese momento, cuando los Lakers se encontraban sin su gran referencia, emergi¨® el hombre que solo un rato antes se retorc¨ªa de dolor cada vez que apoyaba el tobillo, una lesi¨®n procedente de una jugada que Rose reconoci¨®, tiempo despu¨¦s, que hab¨ªa sido de forma intencionada.
Kobe anot¨® 8 puntos en la pr¨®rroga con 4 de 5 en tiros de campo, dio una master classs desde los 6 metros, puso un tap¨®n tremendo sobre Austin Crosherese que gener¨® los aplausos de su banquillo (Shaq, expulsado, a la cabeza) jug¨® tiros con muchos segundos en el marcador y, con 117-118 para los angelinos, atrap¨® un rebote impresionante tras un caprichoso intento de Brian Shaw y empuj¨® el bal¨®n contra tabla con 5,9 segundos para el final para dar a los angelinos una ventaja que posteriormente ser¨ªa definitiva. Un postrero tiro libre de los Pacers y el fallo de Reggie Miller (35 puntos con 6 de 9 en triples) certificaron la victoria de los Lakers, el 118-120 definitivo y un 3-1 que Indiana ya no ser¨ªa capaz de levantar. Los Lakers, que perdieron el quinto partido, resolvieron en el sexto con 26 puntos y 10 rebotes y 4 asistencias de Kobe, y 41 puntos, 12 rebotes y 4 tapones de Shaquille, a la postre MVP de las Finales. Y ese siempre fue el equipo de Shaq; pero jam¨¢s, en la historia de la NBA, una segunda espada ha estado tan cerca de la primera ni ha tenido conseguido converger de tal manera con la primera, para pasar por encima de ella a partir de 2003 y erigirse luego, con el adi¨®s de O¡¯Neal y la pol¨¦mica que le acompa?¨®, como la cara de un proyecto que definitivamente fue el suyo.
Ese fue el partido de Kobe, su primera gran exhibici¨®n en las Finales de la NBA. Y si bien su primer paso para convertirse en leyenda pas¨® por el s¨¦ptimo partido de la serie que decidi¨® las eliminatorias del Oeste, la resiliencia y la resistencia al dolor mostradas en el cuarto asalto ante los Pacers permitieron que Phil Jackson tuviera un dej¨¢ vu que le provocara el nost¨¢lgico recuerdo de Jordan. Y as¨ª lo recuerda el m¨ªtico entrenador en uno de esos libros en los que repasa sus memorias, Once anillos: ¡°Fue la primera vez que Kobe me record¨® a Jordan¡±. Y no fue por la obsesi¨®n de la Mamba Negra por His Airness. Tampoco por la imitaci¨®n casi milim¨¦trica de los movimientos del baloncestista al que tanto amaba. Fue el aguante del dolor del tobillo, la resistencia a los golpes, la enorme fuerza interior que emanaba de su persona. Todo eso fue lo que permiti¨® a Kobe ser, y seguir siendo a d¨ªa de hoy, la persona que m¨¢s se ha acercado, o que incluso ha competido, con el deseo voraz de ganar m¨¢s grande de la historia de la NBA. Un partido en el que acab¨®, con 21 a?os, con 28 puntos (14 de 27 en tiros de campo), 4 rebotes y 5 asistencias. Casi nada.
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