El rey de las trincheras: Mourning y el primer gran ¨ªdolo de los Heat
Alonzo Mourning rein¨® bajo los aros, mostr¨® una capacidad f¨ªsica incre¨ªble y fue campe¨®n en 2006 con unos Heat en los que se convirti¨® en referente.


Los 90 fueron una ¨¦poca de luces y sombras para la NBA. Aupada por la narrativa originada en torno a Michael Jordan, la mejor Liga del mundo abandon¨® el juego espectacular de los Lakers del Showtime, que le permiti¨® presumir del juego m¨¢s cautivador del planeta y su incre¨ªble rivalidad con los Celtics, con Magic Johnson y Larry Bird copando todas las portadas. Pero Pat Riley comprendi¨®, como superdotado que siempre ha sido, que jam¨¢s un estilo dependi¨® tanto de un solo jugador y que la nueva d¨¦cada era heredera de los Bad Boys de Detroit y no del espectacular juego que se desarroll¨® en el viejo Forum. Fueron a?os de garra, rebote, defensa. Anotaciones bajas y un tedio paliado por infinitas rivalidades, las que tuvo Jordan con todas y cada una de sus v¨ªctimas. Los bases originales y creativos escaseaban a pesar de que quedaron algunos vestigios (Gary Payton, John Stockton, Kevin Johnson...) y los hombres altos se hicieron due?os de las zonas, transformando el epicentro del juego, traslad¨¢ndolo hacia su persona. As¨ª, naci¨® una de las camadas de p¨ªvots m¨¢s extensas que se recuerdan. Por mucho que ninguno llegara al nivel de las leyendas de anta?o: George Mikan, Bill Russell, Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar o Moses Malone. Entre (muchos: Bill Walton, Bob McAdoo, Dave Cowens...) otros.
Durante esos a?os de presi¨®n defensiva y lentitud en el juego, emergieron muchos nombres: Patrick Ewing, Hakeem Olajuwon, Shaquille O¡¯Neal, David Robinson o Dikembe Mutombo fueron s¨®lo algunos de ellos, acompa?ados de otros que jugaban de ala-p¨ªvots, pero que marcaron tendencia, como Karl Malone, Dennis Rodman o Vin Baker. Todos tuvieron su momento en una ¨¦poca llena de fuerza, en la que aquel que ten¨ªa m¨¢s fundamentos se impon¨ªa al resto. Y en esa era la NBA vio nacer a Alonzo Mourning, un center de apenas 2,08 (poca estatura en su posici¨®n), que consigui¨® hacerse un nombre, convertir la perseverancia en ¨¦xito, la pericia en resultados. Y que se tuvo que pelear con todos sus coet¨¢neos, subiendo y bajando, convirtiendo en suya una zona que siempre tuvo muchos candidatos y nunca un due?o. Una d¨¦cada que intercambiaba la bonanza de los 80 con el alimento constante a una forma de entender el baloncesto distinta, previa a un siglo XXI en el que todo cambi¨®. Pero que Jordan salv¨®, en mayor o menos medida, gracias a sus seis anillos en ocho a?os y a la consecuci¨®n de la raz¨®n, esa que le estableci¨® entonces como el mejor jugador del mundo y de, para muchos, la historia.
Alonzo Mourning naci¨® en Chesapeake, una ciudad independiente ubicada al sur del estado de Virginia, un ya lejano 8 de febrero de 1970. Antes de dar el salto a la NBA, complet¨® el ciclo universitario en Georgetown, donde estuvo cuatro temporadas en las que promedi¨® 16,7 puntos, 8,6 rebotes y 3,6 tapones por partido. En su segundo a?o lider¨® la lista de taponadores, un argumento eterno que le convirti¨® en un defensor ac¨¦rrimo en una ¨¦poca llena de grandes expertos en ese lado de la pista, especialmente en su posici¨®n. Y en su cuarta y ¨²ltima temporada fue elegido All American, consolid¨¢ndose como uno de los mejores jugadores de la NCAA. Y, por fin, lleg¨® su momento: el del gran salto, en la segunda posici¨®n del draft por detr¨¢s de... Shaquille O¡¯Neal. Un compa?ero de generaci¨®n y de promoci¨®n al que el destino le ten¨ªa preparada una casualidad especial, ya en el ocaso de la carrera de ambos, casi 15 a?os despu¨¦s de que aterrizaran al un¨ªsono en una competici¨®n que no espera a nadie. Algo que Shaq descubri¨® muy pronto y a lo que Mourning se tuvo que resignar casi de forma perpetua. Aunque en ese casi, claro, lleg¨® el milagro.
De Hornets a referente en los Heat
Mourning promedi¨® 21,4 puntos, 10,3 rebotes y 3,5 tapones en su primera temporada, pero no pudo reeditar el Rookie del A?o que su compa?ero Larry Johnson hab¨ªa logrado el a?o anterior, precisamente por la presencia de un O¡¯Neal que lo acaparaba todo y se fue a 23,4+13,9+3,5. En Charlotte, una franquicia que hab¨ªa nacido con la expansi¨®n de la NBA en 1989, Mourning pas¨® sus primera temporadas y pis¨® por primera vez playoffs formando una pareja interior brutal con Johnson. Fue en 1995, ante los Bulls del renacido Jordan, con los que perdieron 3-1 (hasta 2003, la primera ronda se disputaba al mejor de cinco partidos), promediando el joven p¨ªvot 22 tantos, 13,3 rechaces y 3,3 tapones en la serie. En su estreno en la fase final logr¨® un 32+13+3+2+7, mientras que en el segundo asalto se fue a 23, con 20 rebotes. Un inicio esperanzador que, sin embargo, no se tradujo en una relaci¨®n ideal.
El contrato que los Hornets extendieron a Johnson por 84 millones de d¨®lares en 12 temporadas (entonces, el m¨¢s lucrativo de la historia de la competici¨®n) y la lucha de egos en el juego interior y en el liderazgo del equipo, provocaron que Mourning fuera traspasado a los Heat... del recientemente aterrizado Pat Riley, que abandon¨® las florituras del Madison para hacerse con el control total de la franquicia de Florida. Fue all¨ª donde Mourning rindi¨® a su mejor nivel, convirti¨¦ndose en dos temporadas consecutivas (1999 y 2000) en el Mejor Defensor de la temporada y apilando una defensa que Riley traslad¨® de Nueva York a Miami para poder batir, o al menos perturbar ligeramente, a los Bulls de Michael Jordan. No lo lograron: el tope del equipo fueron las finales del Este de 1997, donde Dennis Rodman tortur¨® a un Mourning que se qued¨® en 15,6 tantos, 9,4 rebotes y 2,6 tapones. Jordan, que volaba hacia su quinto anillo, se fue a 30,2 tantos y 8 rechaces en la serie. Casi nada.
El declive
Mourning, como muchos antes y despu¨¦s de ¨¦l, no estuvo exento de lesiones, que casi le sepultan con la llegada del nuevo siglo. En el a?o 2000, el p¨ªvot form¨® parte de la selecci¨®n de Estados Unidos que se hizo con el oro en los Juegos Ol¨ªmpicos de Sydney. Pero ah¨ª empez¨® una paulatina ca¨ªda a los infiernos que nunca fue total, pero s¨ª l¨®gica en un jugador muy dependiente de su f¨ªsico y que nunca lleg¨® a completar todos los partidos de una temporada. Todo esto se agudiz¨® posteriormente por un problema de salud relacionado con los ri?ones: la grave afecci¨®n s¨®lo le permiti¨® disputar 13 partidos en la 2000-01; y cuando parec¨ªa recuperarse en el curso siguiente, se qued¨® en blanco en la 2002-03, con un trasplante incluido posteriormente, cuando sali¨® de los Heat camino a los Nets tras siete temporadas en Florida, donde se hab¨ªa convertido en todo un referente cultural.
Este c¨²mulo de desgracias impidi¨® que el nivel que Mourning mostr¨® a finales de los 90 se alargara en el tiempo, pasando a tener un rol mucho m¨¢s secundario y empezando a saltar desde el banquillo en varias ocasiones. Tras apenas 18 partidos en Nueva Jersey, la franquicia le traspas¨® a los Raptors, pero el p¨ªvot rehus¨® a ir a Canad¨¢ y pag¨® de su propio bolsillo para convertirse en agente libre y as¨ª volver a firmar por los Heat, a los que lleg¨® en una forma muy distinta a la que hab¨ªa mostrado anteriormente, pero convirti¨¦ndose igualmente en un jugador clave en el ecosistema del equipo, que intentaba el asalto al anillo con Stan Van Gundy de entrenador. Uno que nunca quiso alinear a Mourning con un Shaquille O¡¯Neal con el que coincid¨ªa por primera vez, tras aterrizar en la NBA en el mismo a?o que su ahora compa?ero. Iron¨ªas del destino.
El anillo de 2006 y el legado del mito
Van Gundy fue despedido a inicios de la temporada 2005-06 tras el intervencionismo de Riley, que regresaba para una ¨²ltima gran aventura a los banquillos dejando por el camino al que fue su pupilo. El 4-3 ante los Pistons de las finales de Conferencia hab¨ªa sido una losa demasiado grande y el Padrino de la NBA se encarg¨® entonces de gestionar una de las mayores aglomeraciones de egos jam¨¢s vista: Jason Williams, Gary Payton, Shaq, Dwayne Wade, Antoine Walker... La experiencia y la veteran¨ªa de un hombre como Mourning ayud¨® a manejar las palabras subidas de todo y las posibles desavenencias que pudiera haber en una plantilla que, esta vez s¨ª, alcanz¨® las Finales. Y ah¨ª fue donde emergi¨® el p¨ªvot, esencial con 36 a?os y muchas lesiones a sus espaldas.
El t¨ªtulo llev¨® el nombre de Wade, que promedi¨® 34,7 puntos en la eliminatoria. Los Heat remontaron un 2-0 entre la pol¨¦mica de los tiros libres del escolta (17,4 de media en los cuatro ¨²ltimos asaltos, todos con victoria para Miami) y con un jugador que se consolid¨® entonces como estrella. Y Mourning aprovech¨® sus ratos en pista para sustituir a un err¨¢tico O¡¯Neal, que tuvo muchos problemas con la acumulaci¨®n de faltas. S¨®lo super¨® los 15 minutos en el segundo partido (para 11 puntos), pero rentabiliz¨® perfectamente su tiempo en pista. En la victoria en el tercero consigui¨® 4 tantos, 6 rebotes y 3 tapones en apenas 14. Mientras que en el sexto, a la postre el definitivo, se fue a 8, con 6 y con 5, tambi¨¦n en 14. Un poder¨ªo f¨ªsico brutal que permiti¨® respirar a los Heat y ahogar a Dirk Nowitzki, al que se le escap¨® el anillo de entre los dedos (nunca mejor dicho) y que no logr¨® su ansiada redenci¨®n, eternamente postergada, hasta el t¨ªtulo de 2011.
Ese fue el mayor triunfo de Alonzo Mourning, que disput¨® dos temporadas m¨¢s, la primera todav¨ªa con incidencia en el juego de su equipo, antes de volverse a lesionar durante la 2007-08. El 22 de enero de 2009, tras varios meses como agente libre, anunci¨® su retirada. Los Heat, claro, no tardaron en anunciar que su n¨²mero 33 ser¨ªa retirado, siendo el primer jugador de la historia de los Heat en recibir tal honor. Luego llegar¨ªa el turno de Erik Spoelstra y los tiempos de LeBron James. Pero esa es otra historia y deber¨¢ ser contada en otra ocasi¨®n. La que nos ocupa habla de un p¨ªvot genial, un maestro en el arte de los tapones (el 11? que m¨¢s ha puesto de siempre) y con un f¨ªsico extraordinario que, a pesar de las lesiones, supo tener la paciencia necesaria para encontrar una oportunidad que para muchos siempre es esquiva. Y destacar en una ¨¦poca en la que hubo muchos p¨ªvots, pero siendo de los pocos que perdur¨® lo suficiente como para poder lograr el objetivo: ganar. Algo que en la NBA, esa que no espera a nadie, no es nada f¨¢cil. Nunca lo es.
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