A vueltas con los Lakers
La realidad se impone a los angelinos, que entran en su particular espiral de autodestrucci車n mientras los rumores crecen y la era de LeBron roza su inevitable final.
El inmovilismo ha sido el mayor pecado (que no el 迆nico) de los Lakers de LeBron James. El legendario jugador lleg車 en 2018 dispuesto a conseguir el premio m芍s grande en el mercado de todos los mercados, en la ciudad de la luz, esa en la que los sue?os son posibles y los guiones se escriben solos. Pero la pel赤cula protagonizada se ha quedado en buena cuando parec赤a ser una obra maestra, un deceso relativo si tenemos en cuenta todo lo que el Rey ha vivido en Hollywood, pero m芍s grandes si nos ponemos a pensar en todo lo que podr赤a haber vivido. Al final, un anillo, el hecho de convertirse en el m芍ximo anotador de la historia o la indiscutible primicia de ver el final del que probablemente sea el m芍s grande vestido con tu camiseta son algunas de las cosas que parecen justificar el tumultuoso paso de a?os de vaivenes y vueltas constantes, con muchos rumores y pocos hechos, ganas de hacer de todo para al final quedarse en nada. As赤 es la 迆ltima etapa de la franquicia m芍s famosa, glamurosa y grandilocuente de la historia de la NBA. Que ya no la m芍s ganadora, ya que ha visto como despu谷s de sufrir lo indecible para igualar los 17 anillos de los Celtics, han visto como el eterno rival ganaba el n迆mero 18.
Ya no hay por donde rascar: la situaci車n es la real, la que vemos en pista cada noche y la que no vemos en ning迆n lado cada ma?ana. Los Lakers son un equipo con un nivel para moverse en torno al 50% de victorias y estar siempre en puestos de play in. Donde han pasado mucho tiempo y tambi谷n el lugar en el que han acabado las dos 迆ltimas temporadas. No hay m芍s: la excusa de que la salud no ha acompa?ado (un hecho indiscutible, pero tambi谷n una variable que deja de serlo cuando siempre hay alguien lesionado) o de que al menos se ha ganado el In-Season Tournament en su primera edici車n (un 谷xito hist車rico, pero relativo en la comparativa con el anillo), suena ya demasiado d谷bil. La realidad es que el proyecto se ha encorsetado en insistir constantemente con lo mismo, la asunci車n de errores ha brillado por su ausencia y las migajas del legendario (por malo) error del traspaso de Russell Westbrook siguen siendo lo 迆nico que queda en un equipo en el que ya lo 迆nico que brillan son los colores y las luces de un Crypto Arena renombrado en este tiempo para que el estadio se reformule mientras la parte deportiva permanece tristemente intacta.
Los Lakers empezaron 3-0 y 10-4, invictos en casa y en la Copa NBA, terceros de la Conferencia Oeste. Ahora, est芍n 13-11, han perdido siete de sus 迆ltimos 10 partidos, ya no est芍n invictos en casa, han sido eliminados del In-Season Tournament y ocupan el octavo puesto del Oeste en esa parte media de la tabla que sufre una marejada en forma de atasco que se ha convertido en una t車nica muy t赤pica en los 迆ltimos a?os. Los angelinos son tambi谷n la quinta peor defensa del Oeste, el noveno equipo que menos lanzamientos intenta y el quinto en lo referente a ese dato en los triples. Un problema enorme en una competici車n sumida en una era con muchos detractores, en las que el objetivo es tirar m芍s veces que el rival para simplificar una t芍ctica ya de por s赤 depauperada y ganar as赤 victorias anotando m芍s puntos. Los Lakers son, tambi谷n, el quinto peor equipo en rebotes y tienen un net rating del -3,7. Y van a rachas, a tirones que son buenos cuando la din芍mica es positiva y fatales cuando hablamos de lo contrario. Por abajo, se quedaron en 80 tristes puntos el 3 de diciembre frente a los Timberwolves. Por encima, han recibido hasta 134 en tres ocasiones diferentes: contra Cavs, Heat y Hawks, en los dos 迆ltimos duelos de forma consecutiva, el 迆ltimo de ellos con pr車rroga.
La situaci車n no es ni digna de un an芍lisis profundo que encontrar赤an aburridos hasta los amantes de la estad赤stica avanzada. Los Lakers, simplemente, son un equipo mediocre que obtiene resultados mediocres, con muchas derrotas ante equipos buenos y menos victorias de las que se deber赤an tener. Pero es, en 迆ltima instancia, lo que tiene de forma merecida un equipo que est芍 ahora envueltos en rumores de traspaso que no se van a dar, con muchas posibilidades pero ninguna certeza, cr赤ticas a la gesti車n (la piedra angular) de Rob Pelinka y Jeanie Buss y opciones, que siempre aparecen, de que un LeBron a punto de cumplir 40 a?os salga en un traspaso en el que tambi谷n estar赤a involucrado su hijo. Al final, para nada: todo se quedar芍 como est芍, primero porque el Rey est芍 c車modo en Los ?ngeles y segundo porque la opci車n de que se gozara de un buen r谷cord para arriesgarse en el mercado y fortalecer la plantilla de cara a playoffs se ha evaporado junto con ese buen r谷cord que ahora no lo es. Una vez m芍s, el pan de cada d赤a de unos Lakers que ni est芍n ni se les espera, con muchas cuentas pendientes y una falta de ganas sideral para cumplir lo prometido y acercarse a lo que una vez fueron como franquicia. Algo que queda ya muy lejano en lo deportivo.
Los Lakers tienen muy claro a lo que se van a dedicar en todos estos meses, quiz芍 a?os: LeBron ya s赤 que est芍 en decadencia (cualquiera querr赤a una as赤: 23 puntos, 8 rebotes y 9 asistencias de promedio, cerca del 50% en tiros de campo) y su era est芍 por terminar, algo inherente a todo lo que se mueve y a lo que no y una realidad que la estrella ha esquivado durante mucho tiempo, pero que no ha podido eludir m芍s. A sus homenajes, r谷cords y despedidas se dedicar芍n los Lakers en este tiempo, as赤 como a verle junto a su hijo en un ejercicio de nepotismo del que nadie ha huido y que ha sido moralmente revisado por obra y gracia de su majestad. Y ah赤 (solo ah赤) s赤 que ganan los Lakers, expertos en estar a la altura de las circunstancias en momentos hist車ricos concretos. Los angelinos ya hicieron de la despedida de Kobe Bryant un suceso hist車rico y transformaron su muerte en una gesti車n de imagen absolutamente incre赤ble, hist車ricamente buena. Y sabr芍n decir adi車s al 迆ltimo grande entre los grandes, un jugador que ha estado en todas las eras y 谷pocas, tendr芍 su camiseta retirada en Los ?ngeles (y en Ohio, y en Florida...) y ha representado lo mejor de la 迆ltima parte de la vida de los Lakers. Una de las peores, parece mentira pero no lo es, de toda una vida de 谷xitos que quedan cada vez m芍s atr芍s.
De fracaso en fracaso... hasta el final
Tras el anillo de 2020, los Lakers construyeron una plantilla fant芍stica que vol車 en la primera parte de la temporada antes de quedarse sin fuelle y sucumbir a las lesiones de forma l車gica, con poco descanso entre un curso y otro. Nadie les reproch車 eso, pero todo lo que consiguieron entonces desapareci車 como l芍grimas en la lluvia: Russell Westbrook llegaba para convertir la ficci車n en realidad, algo que jam芍s ocurri車. Todo lo que podr赤a haber salido bien, sali車 mal. Y los Lakers navegaron en aguas m芍s que turbias hasta quedarse sin playoffs por segunda vez desde la llegada de LeBron James y s谷ptima en nueve a?os desde la lesi車n del tend車n de Aquiles de Kobe en 2013, lo que propici車 el final adelantado de una estrella que lo intent車 tres a?os m芍s antes de decir adi車s al baloncesto en su 20? temporada. en la 22? est芍 LeBron, que ha seguido cuajando a?os monstruosos a pesar de la edad. Pero nada de eso acompa?ado de una plantilla acorde a su talento, algo que corresponde a errores ajenos, pero tambi谷n propios. ?l mismo pidi車 a Westbrook, como muchos otros antes y despu谷s de 谷l, Nikola Jokic incluido. Algo incomprensible pero cierto cuando hablamos de un jugador que ya ha demostrado todo lo que puede hacer. Y lo que no.
Todo sigui車 como la seda hasta que Rob Pelinka hizo su segundo gran movimiento desde que se hizo con el poder en los despachos, una funci車n en la que sustituy車 a Magic Johnson en 2019 cuando la leyenda se fue hablando de pu?ales por la espalda y con unas conclusiones contradictorias a su labor, pero siendo el 迆ltimo responsable de la llegada de LeBron a los Lakers. Pelinka se deshizo por fin (pareci車 mucho m芍s tiempo del que fue en realidad) de Westbrook y trajo por el camino a Rui Hachimura, Jared Vanderbilt y D*Angelo Russell. El primero fue 迆til, el segundo ha pasado m芍s tiempo lesionado que sano y el tercero mezcla buenas rachas cortas con desastres eternos que parecen perpetuos. Pero la nueva plantilla tuvo una nueva cara y los Lakers avanzaron hasta las 42 victorias, por encima del 50% en abril, para acabar con los Timberwolves en el play in y llegar a las finales de Conferencia como s谷ptimos clasificados, acabando con los Grizzlies y los Warriors, que se reencontraban con LeBron en el contexto del final de una era para constatar que tanto unos como el otro estaban vistos para sentencia y pertenec赤an a un pasado cada vez m芍s lejano. Eso es lo que demostraron al Rey los Nuggets, campeones ese a?o y verdugos al siguiente, esta vez en primera ronda, de unos Lakers que llegaron a los 49 partidos ganados, pero volvieron a pasar por el play in y a caer, 4-1 en lugar de 4-0. Diciendo adi車s de forma triste por muy meritorio que fuera el esfuerzo.
En todo ese tortuoso camino hubo m芍s v赤ctimas, lo que propici車 un baile en los banquillos que tambi谷n sirve para explicar la deriva, responsabilizando a alguien que no tiene por qu谷 ser el culpable cuando la realidad es que el nivel de las plantillas no ha acompa?ado. Frank Vogel, entrenador en el anillo de 2020, fue empujado tras el fichaje de Westbrook y la p谷rdida paulatina de poder defensivo a entrenar a un equipo en el que no cre赤a y que no pod赤a jugar como le gustaba al t谷cnico, empezando desde atr芍s y yendo siempre hacia delante con f赤sico, garra y fuerza, mucha altura, jugando por encima del aro, especialistas defensivos y un colectivo inquebrantable. A lo mismo se enfrent車 Darvin Ham, elevado a los cielos en su primera temporada y hundido en la segunda, cuando claramente perdi車 el favor de la plantilla y acab車 saliendo por la puerta de atr芍s, v赤ctima de los contrastes que conllevan estar ligado a los Lakers y como da?o colateral de los desmanes que poco o nada tuvieron que ver con 谷l, que nunca fue el problema por mucho que no fuera la soluci車n. El inmovilismo, una vez m芍s, ganaba. Y los Lakers se encerraban en una c芍rcel de pladur mientras afrontaban un viaje a ninguna parte.
Ham volvi車 al cobijo del puesto de asistente con el que gan車 el anillo en 2021. Y a los Bucks, el mismo sitio en el que se encontraba. Llegaba JJ Redick, una nueva figura muy ligada a LeBron sin experiencia previa ni como primer ni como segundo entrenador. Pero con 赤nfulas de t谷cnico generacional tras el 3-0 inicial que pon赤a a todo el mundo firmes, aunque por poco tiempo. Redick, que en su charla inicial a los jugadores dijo que el d赤a de las Finales quer赤a que sus Lakers estuviesen vivos, se ha diluido como la seda, intentando hacer un equipo competitivo pero sin ser capaz, entre otras cosas porque la plantilla, otra vez, no acompa?a. LeBron es demasiado mayor, Davis demasiado contradictorio, Hachimura demasiado miedoso, D*Angelo demasiado malo y Austin Reaves demasiado bueno, al menos para ser el 迆nico con coraz車n en un equipo que se ha acomodado en la mediocridad por temor a caer m芍s bajo y sin ganas o talento para escalar a cotas m芍s altas, de sensaci車n inalcanzable. Vanderbilt sigue lesionado, ver a Gabe Vincent es desolador y Max Christie o Jaxson Hayes est芍n muy verdes. La profundidad del banquillo es escasa. Las expectativas, siempre altas. Y su diferencia con la realidad, sideral.
Al final, Redick seguir芍 la misma t車nica que Ham, al menos a nivel deportivo, mientras el equipo se dedica a seguir sin pena ni gloria salvo sorpresa may迆scula. Sin especialistas en el triple o en defensa es muy dif赤cil sobrevivir al ritmo actual, fren谷tico y que ya ha resentido el maltrecho pie de LeBron, inmerso en un peque?o par車n obligado tras decir que iba a jugar todos los partidos de la regular season. Su extraordinaria longevidad, sin parang車n en la historia del deporte, empieza a tambalearse. Igual que la reputaci車n de unos Lakers que no terminan de salir de la peor 谷poca de la historia, por mucho que consigan ser el centro de atenci車n est谷 como est谷 la entidad. Eso s赤, en 迆ltima instancia, la triste realidad es que Jeanie Buss y Rob Pelinka est芍n c車modos con la situaci車n. Y tambi谷n un LeBron que, pase lo que pase, seguir芍 siendo el capit芍n general de toda una era y el rey de reyes que domin車 el mundo m芍s tiempo que nadie antes de entregar su corona. Hasta entonces, los Lakers seguir芍n mareando, perdiendo algunos partidos y dando espect芍culo en otros. Dejando de vueltas a todo el mundo con esa fina dualidad que les hace un equipo dif赤cil de ver un d赤a y cautivador al siguiente. Pero, al final, un proyecto fallido y una historia, la de LeBron, que se aproxima cada vez a un final inevitable. Esa es la realidad de Los Angeles Lakers. Por muy triste que sea.
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