Marcelinho tortura otra vez al Gran Canaria

Ni que fuera una actuaci¨®n o cr¨®nica tantas veces repetida, Marcelinho Huertas volvi¨® a ser el l¨ªder imprescindible de un La Laguna Tenerife que, como casi siempre, le gan¨® la partida al Gran Canaria, lo mismo da que sea en una isla que en otra. El base brasile?o, una vez m¨¢s, pas¨® su rodillo particular y se volvi¨® a mostrar como un jugador indetectable, un suplicio, para la defensa amarilla.

El Granca, una vez m¨¢s, encar¨® el derbi fuera de sitio, acaso superado por el ambiente, como si no se enterara de qu¨¦ van estos partidos. Su ¨²nica ventaja en todo el partido fue el 0-2 inicial de Tobey y, en nada y menos, ya iba perdiendo 13-3. Nunca pudo culminar la remontada, 39 minutos a remolque de un equipo, otra vez, bastante superior.

La primera parte del derbi canario fue un aut¨¦ntico martirio para el Gran Canaria, incapaz como fue el equipo de Lakovic de frenar las embestidas laguneras. De hecho, el 0-2 de Tobey, ¨²nica ventaja visitante hasta en todo el envite, fue apenas una an¨¦cdota. Los muchachos de Vidorreta empezaron dispuestos a pasar el rodillo lo antes posible y, a triple limpio, encestando desde la periferia tanto Doornekamp como Kramer u Scrubb, se pusieron 13-3 en menos de lo que dura un pesta?eo.

Resulta que La Laguna Tenerife multiplicaba su ofensiva cada vez que el Granca se intentaba meter en un partido que se le escapaba bien pronto. Si Conditt sacaba el mazo para ponerle un soberano tap¨®n a Shermadini, Abromaitis enchufaba otro triple para el 20-9, contestado acto seguido por otro de Salv¨®, el primero del conjunto amarillo en el partido, antes de que finalizara el primer acto.

En el segundo, una vez pasado el terror de los 10 minutos anteriores, comenzaba el Dreamland Gran Canaria a encontrarse a gusto, o al menos a paladear la sensaci¨®n de poder competir el duelo. Si antes los triples ca¨ªan en su canasta, ahora fueron en la contraria. De hecho, los encestes desde m¨¢s all¨¢ del 6,75 de Pelos, Shurna y Albicy dieron lustre a un 2-13 de parcial que apret¨® el marcador hasta el 28-25. Entonces, apareci¨® el de siempre. Leyenda entre leyendas del baloncesto espa?ol, muy superior en esa batalla global contra el paso del tiempo que todos libramos, se casc¨® siete puntos del tir¨®n para darle un nuevo estir¨®n al Tenerife, 35-28, renta local que se mantuvo cuando acab¨® la primera parte: 39-32.

Tras el descanso, un par de triples de Albicy agitaron el avispero del Granca, 46-43, que nunca lleg¨® a confirmar la remontada por mucho que se acercara. Lleg¨® a ponerse a dos puntos, 53-51, tras cuatro consecutivos de Homesley, pero ah¨ª se qued¨®. Y eso que hab¨ªa llegado con vida al cuarto final: 61-55.

Partido excepcional de Fran Guerra

En el ¨²ltimo parcial, por si no hab¨ªa quedado claro un rato antes, se demostr¨® que este fue, una vez m¨¢s, el partido de Marcelinho Huertas. El base brasile?o, l¨¢mpara y genio al mismo tiempo, varita en su mano derecha y un oc¨¦ano de baloncesto en su cabeza, timonel cuando quiere y ancla cuando hace falta, velero y puerto a la vez, volvi¨® a coger el mando de su equipo para salvarlo, como tant¨ªsimas veces, de cualquier aprieto en el que el Granca pudiera ponerle. Para empezar, dos canastas de una tacada, aquellas que todos conocemos de memoria, le volvieron a dar a su equipo un +10, 69-59, que oblig¨® a Lakovic a pedir tiempo muerto cuando se todav¨ªa quedaban casi siete minutos de partido.

Sin embargo, el duelo estaba ya sentenciado. Si Huertas propuso la sentencia del Granca, Shermadini la ejecut¨® cuando entr¨® por un grand¨ªsimo, no solo f¨ªsicamente, Fran Guerra. El p¨ªvot grancanario firm¨® un partido excepcional: 13 puntos, 5 rebotes. No tanto como el de Marcelinho, 19 puntos y 10 asistencias y la sensaci¨®n de inmortalidad en una cancha de baloncesto. Ese tipo que tortura, una y otra vez, al Dreamland Gran Canaria.

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