Como escucho tantas veces que en el f迆tbol se gana por detalles (y Enrique Ballester volver芍 a preguntar en qu谷 equipo juega ese tal Detalles)...
Ning迆n otro club iguala la apuesta por unir f迆tbol y cultura alrededor de sus colores.
Entiendo el miedo a perder Vallecas, que se cae a pedazos, pero que sujeta la dignidad de un barrio.
Este a?o mi equipo est芍 en Segunda, sufriendo por volver a la 谷lite que le corresponde por su historia.
Concienzudo, reflexivo y aut谷ntico, Valverde sigue a paso firme de hormiga
El Beckenbauer de cada partido es el l赤der y el jugador elegante y tambi谷n el que se cree mejor.
Isi para todos, era un diablillo en el campo, un jugador por el que merec赤a la pena ver jugar al Rayo, aunque siempre tuviese la mala idea de ganarle una y otra vez a mi Espanyol.
Como si le molestase enfrentarse a un rival menor que le pelea de t迆 a t迆, como si le diese pereza discutir su historia, el Espanyol, que simpatiza y ha apoyado siempre al resto de equipos catalanes modestos por contraste con la displicencia blaugrana, ve con aprensi車n el envite
&Subcampe車n*, de Gurrutxaga e Izagirre me ha devuelto al abuelo Mara?車n. ※Van a jugar Gurrutxaga y diez m芍s§, dijo Clemente, la v赤spera de su deb迆.
Una guerra en la que, como siempre que la pol赤tica gana al deporte, perdemos todos...
Despliegue por todo el campo, disparo terror赤fico con las dos piernas, car芍cter y br赤o.
Tiene una salida: perseverar en el delirio, ampliando y descentralizando m芍s y m芍s...
No se puede dar a entender que el gol es un estorbo, una p谷rdida de tiempo que recuperar...
Dicen que los prop車sitos de a?o nuevo, en realidad hay que hacerlos tras volver del verano...
El ingl谷s Bellingham vino desde el f迆tbol alem芍n cuando todo el mundo esperaba un fichaje franc谷s.
Fue el jugador que personific車 una revoluci車n tranquila, la transici車n del Madrid cl芍sico al Madrid moderno, el equipo yey谷 que defin赤a esa nueva ola del Real Madrid.
Tampoco vamos a disfrutar de la sabia retranca de don Luis en el Carrusel de la SER.
La camiseta es un espejo de nuestras expectativas: reflejamos la ilusi車n o la decepci車n.
Si no puedes con los miedos, vuelve a alinearlos. Juega con la Cervantina, ve al Espanyol...
La muerte de Arsenio me deja desamparado ante los estertores de mi equipo blanquiazul...
Osasuna sorprendi車 en la segunda mitad de los 50. Aquel equipo que jugaba en el viejo campo de San Juan, pierna fuerte, orgullo foral y media cuarta de barro en invierno, se las hac赤a pasar canutas al campe車n de Europa...
El mundo se derrumba (con excusas victimistas y debates absurdos) y nosotros nos enamoramos (de nuestro equipo).
A los pericos que abandonaban cabizbajos Montilivi al acabar otro penoso Girona-Espanyol, quiz芍 el derbi menos carism芍tico del mundo, no se les acab車 la pesadilla ni les apareci車 el The End en los vomitorios de salida.
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