Reino Unido se asombra con el pueblo espa?ol fantasma cuyos residentes fueron echados por error
Por error o exceso de precauci¨®n, el r¨¦gimen franquista desaloj¨® esta localidad entera que nunca lleg¨® a inundarse.

En el coraz¨®n de Extremadura, al borde del embalse de Gabriel y Gal¨¢n, se alza silenciosa y suspendida en el tiempo la villa de Granadilla, un pueblo con una historia tan tr¨¢gica como fascinante. Fundado en el siglo IX con un pasado ligado a la vigilancia de la Ruta de la Plata ¡ªuna de las arterias comerciales m¨¢s importantes de la pen¨ªnsula ib¨¦rica¡ª, fue evacuado en 1955 por orden del Consejo de Ministros durante el r¨¦gimen de Francisco Franco.
La raz¨®n oficial fue la inminente construcci¨®n de un embalse que, seg¨²n las autoridades, pondr¨ªa en riesgo la seguridad de la localidad. Aunque los residentes lucharon durante a?os por quedarse, en 1969 los ¨²ltimos de los aproximadamente 1.000 habitantes fueron obligados a abandonar sus casas.
Sin embargo, la cat¨¢strofe nunca ocurri¨®: el agua del pantano convirti¨® a Granadilla en una pen¨ªnsula rodeada por las aguas del r¨ªo Alag¨®n, pero su n¨²cleo urbano permaneci¨® intacto. A pesar de ello, jam¨¢s se permiti¨® el retorno de sus vecinos, seg¨²n recoge BBC Travel.
Un pueblo con mucho que contar
Durante a?os, el silencio rein¨® en sus calles empedradas. No obstante, en 1980, Granadilla fue reconocida como Conjunto Hist¨®rico-Art¨ªstico de Importancia. Desde entonces, el pueblo ha experimentado un proceso de restauraci¨®n, liderado por el ayuntamiento y organismos nacionales, como la Agencia Aut¨®noma de Parques Nacionales, que hoy tutela la localidad como museo al aire libre de acceso gratuito.
Los visitantes pueden pasear por sus tranquilas calles y descubrir monumentos emblem¨¢ticos como la Muralla ?rabe del siglo IX, una de las mejor conservadas de Espa?a, o el castillo del siglo XV, cuya torre ofrece una vista panor¨¢mica inigualable del embalse y el paisaje extreme?o.
Lejos de ser un simple vestigio del pasado, Granadilla sigue viva en la memoria de sus antiguos habitantes y sus descendientes, quienes regresan dos veces al a?o: el 1 de noviembre, D¨ªa de Todos los Santos, y el 15 de agosto, para la festividad de la Asunci¨®n. Esos d¨ªas, el silencio se rompe con voces familiares que reavivan la historia de un lugar injustamente vaciado, pero nunca olvidado.
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