La obsesi¨®n de los nazis con el Santo Grial, la supuesta reliquia de la ?ltima Cena de Jes¨²s buscada por todo el mundo
Himmler viaj¨® a Barcelona en 1940 convencido de que la Abad¨ªa de Montserrat escond¨ªa en sus t¨²neles el c¨¢liz del que bebi¨® Cristo en la ¨²ltima cena.


El Jueves Santo, la Iglesia Cat¨®lica celebra la instauraci¨®n de la Eucarist¨ªa en la ¨²ltima cena, donde Jes¨²s comparti¨® con sus disc¨ªpulos el pan y el vino, convertidos en su cuerpo y su sangre. Durante esa cena se us¨® un objeto que con los siglos se volvi¨® legendario y cuya b¨²squeda se convirti¨® en una obsesi¨®n para muchos: el Santo Grial.
Seg¨²n los evangelios ap¨®crifos, Jos¨¦ de Arimatea se qued¨® la copa que Cristo hab¨ªa usado durante la ¨²ltima cena y recogi¨® con ella su sangre tras ser crucificado en el G¨®lgota. D¨ªas despu¨¦s, Jes¨²s se la apareci¨® y le dijo: ¡°T¨² custodiar¨¢s el Grial¡±. Seg¨²n la leyenda, Jos¨¦ fund¨® la primera iglesia en las Islas Brit¨¢nicas, hasta donde llev¨® la reliquia, que se convirti¨® en un objeto central alrededor del que gira gran parte de la Leyenda Art¨²rica.
El Santo Grial y el nazismo
Pero el Santo Grial no solo fascin¨® a los escritores medievales. Adolf Hitler, que siempre estuvo obsesionado con lo exot¨¦rico, ten¨ªa entre ceja y ceja conseguir encontrar el Grial a toda costa. Heinrich Himmler, tan obsesionado como su l¨ªder, estaba convencido de que con ¨¦l conseguir¨ªan el poder de matar a sus enemigos y curar a sus propias tropas.
El propio Himmler fund¨® la ¡®Ahnenerbe¡¯ (¡®Herencia de los Ancestros¡¯). Un instituto nazi que investigaba la superioridad racial de la raza aria. Llegaron a conclusiones tan peregrinas como que Jes¨²s no era jud¨ªo, sino ario, y que el Santo Grial, la lanza de Longinos que atraves¨® el cotado de Cristo crucificado y otros objetos m¨ªticos de la tradici¨®n judeocristiana podr¨ªan inclinar la guerra a su favor.
El Indiana Jones de Hitler
Por eso, desde la llegada del nazismo al poder en Alemania, se lanzaron a una b¨²squeda desenfrenada de todos esos objetos en la que tuvo un gran protagonismo Otto Willhelm Rahn, el ¡®Indiana Jones¡¯ particular del Hitler. Rahn era un medievalista que hab¨ªa dedicado su vida a estudiar el Grial. Escribi¨® ¡®Cruzada contra el Grial, trilog¨ªa del Catarismo¡¯ que se hab¨ªa convertido en libro de cabecera de Himmler. Este contrat¨® a Rahn, le dio un alto cargo en la Ahnenerbe, le hizo oficial de las SS sin importarle que fuera jud¨ªo y le importara un pimiento el nazismo y le dio la orden de encontrar el Grial costase lo que costase.
Rahn estaba convencido de que los ¨²ltimos que tuvieron en su poder el Grial fueron los c¨¢taros, una escisi¨®n del cristianismo surgida en la Edad Media, que se estableci¨® en el sureste de Francia durante el siglo XII. Viaj¨® en dos ocasiones a Montsegur (Francia), explor¨® las ruinas del ¨²ltimo basti¨®n c¨¢taro y las cuevas cercanas, pero no encontr¨® nada de nada. Entonces lleg¨® a la conclusi¨®n de que, tras exterminar a los c¨¢taros, la Iglesia Cat¨®lica hab¨ªa escondido el grial en la abad¨ªa de Montserrat. Y ah¨ª se empez¨® a gestar el viaje de Himmler a Espa?a para robar el Grial.

En busca del Grial en Montserrat
El 23 de octubre de 1940 tuvo lugar en Hendaya la famosa reuni¨®n en la que Hitler no consigui¨® que Franco entrara en la guerra. Pero ese mismo d¨ªa hubo otro viaje a Espa?a que para los nazis era igual de importante y que termin¨® de la misma manera decepcionante: Himmler fue a Barcelona para llevarse el Santo Grial de la Abad¨ªa de Montserrat.
El motivo oficial el viaje era la creaci¨®n en Espa?a de una polic¨ªa pol¨ªtica, pero desde la llegada a Barcelona lo ¨²nico que parec¨ªa interesar a Himmler era visitar el monasterio benedictino acompa?ado de un s¨¦quito de oficiales de las SS curiosamente numeroso. Sin embargo, los monjes no hicieron un recibimiento demasiado diplom¨¢tico a la comitiva nazi. El abad, Antoni Mar¨ªa Marcet, y el coadjutor, Aureli Mar¨ªa Escarr¨¦, se excusaron de recibirlos argumentando que no sab¨ªan hablar alem¨¢n. En su lugar, enviaron a un joven monje, Andreu Ripol Noble, para que les hiciera una visita guiada. Durante el recorrido, Himmler le pregunt¨® una y otra vez a un estupefacto Ripol si el Santo Grial estaba guardado en los t¨²neles de la abad¨ªa. ¡°Aqu¨ª no hay ning¨²n Grial¡±, fue la frase m¨¢s repetida por el monje a lo largo de la tarde.
Las cr¨®nicas aseguran que Himmler abandon¨® enfadad¨ªsimo y muy frustrado la abad¨ªa. Y aunque la Ahnenerbe sigui¨® buscando el Grial por toda Europa durante toda la guerra, no fue capaz de encontrarlo. Eso s¨ª, por el camino se saquearon bastantes museos.
Por suerte, no se les ocurri¨® buscarlo en la catedral de Santa Mar¨ªa de Valencia, donde se encuentra desde 1437 una copa de calcedonia con dise?o hebreo, fechada en el siglo I y contempor¨¢nea a Herodes el Grande, que la propia Iglesia cat¨®lica reconoce como una de las reliquias m¨¢s importantes de toda la cristiandad.
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