?Qui¨¦n paga la multa si un pasajero no lleva el cintur¨®n de seguridad en el coche?
La responsabilidad de este tipo de infracciones recaer¨¢ siempre sobre la persona que incurre en ellas

En Espa?a (y en el mundo) hay mucho p¨ªcaro. Gente que solo cumple las normas o bajo amenaza o por miedo a ser descubierto en un renuncio. Esto se aplica a casi todo. Cruzar la calle, pagar impuestos o ponerse el cintur¨®n de seguridad. Esta ¨²ltima infracci¨®n es todo un cl¨¢sico. M¨¢s que habitual es la estampa del conductor que, por las prisas o por temeridad, circula sin estar correctamente atado a su asiento. Pero, ?qu¨¦ pasa si el infractor no es el conductor?
No siempre es que se sienta tras el volante el m¨¢s listillo del lote. A veces son los acompa?antes los que estiman que las leyes de tr¨¢fico son, en el fondo, simples sugerencias del Estado. Pero, de hecho, no lo son. Son directrices que hay que cumplir por el bien de todos. Cuanto m¨¢s fielmente se sigan las normas de circulaci¨®n y de seguridad, menos accidentes y v¨ªctimas habr¨¢.
Y es que el cintur¨®n es un invento que salva vidas. Un choque grave se puede sufrir tanto en un trayecto de 600 kil¨®metros como en uno de 600 metros. As¨ª que, como no puede ser de otra forma, ning¨²n agente aceptar¨¢ la excusa tantas veces repetida de que ¡°estaba yendo a la vuelta de la esquina¡±. La acci¨®n de subir al veh¨ªculo y el click del cintur¨®n deben ser una y la misma cosa. Algo tan interiorizado que acabe por hacerse mec¨¢nicamente.
Salva vidas
Llevar el cintur¨®n correctamente ajustado puede evitar, por ejemplo, que en caso de tener un fuerte golpe salga uno disparado fuera del coche, en un lance que en muchos casos acaba resultando mortal. Pero estas r¨ªgidas y necesarias normas no aplican solo al piloto. Los dem¨¢s ocupantes tambi¨¦n deben regirse por ellas. Si no lo hacen, es bajo su propia responsabilidad. La normativa es clara. Quien la hace la paga.
Si un agente del orden para un coche en el que, por ejemplo, el copiloto va sin cintur¨®n pero el conductor s¨ª que lo lleva, la multa recaer¨¢ exclusivamente sobre la persona que est¨¢ incurriendo en la infracci¨®n, quedando eximido de cualquier responsabilidad el due?o del veh¨ªculo. Y la sanci¨®n no es poca cosa. 200 euros puede costar la temeridad de ir por la carretera sin atar. Una consecuencia que har¨¢ que los m¨¢s inconscientes se lo piensen dos veces antes de poner en peligro sus vidas.
El ¨²nico escenario en el que una persona sin cintur¨®n no tendr¨¢ que hacer frente personalmente a la penalizaci¨®n econ¨®mica es si esta es menor de edad. En este caso, ser¨¢n los padres o tutores legales del infractor los que deber¨¢n abonar los 200 euros. Una consecuencia que es f¨¢cilmente evitable con el simple gesto de abrocharse el cintur¨®n. No cuesta nada y puede salvar vidas.